Has cambiado.

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Poco le importó a Jungkook que Jimin haya ido a cenar con Megan, allá él.

—Apuesto a que ella tiene sida. —Rió.

*

—Hola, Jimin. —Saludó Megan con voz sensual.

— ¿Para qué demonios me llamaste? —Dijo con notorio asco.

—Porque quería que hagas un trabajo para mí.

Jimin había sido citado por la chica en un barrio bajo, uno de esos que están plagados de delincuentes y drogadictos.

— ¿Y si no quiero? —Desafió el chico.

—Tu amado Kook se muere. —Contestó sin rodeos.

—No te atreverías. —Jimin la estaba fulminando con la mirada, sus ojos se habían oscurecido.

— ¿Quieres apostar? —Levantó una de sus delgadas cejas.

— ¿Qué quieres que haga? —Jimin respiró profundo.

— ¿Ves a aquel chico? —Señalando a un muchacho que estaba recostado sobre la pared de una discoteca. — Quiero que lo mates.

—Estás loca.

—Hazlo o tu preciado niño se muere. —Sonrió maliciosamente.

—Entonces vete si quieres que haga esto.

—Sabía que podía contar contigo, estaré esperando en el bar que está a cinco calles de aquí.

Cuando Megan se fue Jimin se dirigió hasta su coche, abrió la puerta y metiendo la mano debajo del asiento del conductor sacó una pistola con silenciador.

Lentamente se acercó al chico.

—Oye tú.

Cuando el chico miró, Jimin jaló del gatillo y la bala se incrustó en el cráneo del muchacho dándole fin a su vida.

Jimin se subió rápidamente al coche y fue donde Megan le había dicho.

Llegó y Megan sonrió al ver la expresión de Jimin.

— ¿Qué tal te fue? —Preguntó entrelazando sus manos y apoyando los codos en la mesa.

—Ya está, ¿contenta?

—Más que contenta, de seguro Jungkook también lo estará, me refiero a que seguirá viviendo.

—No menciones su nombre, no tienes el derecho. —Acercó su rostro al de Megan. —Tu maldita boca no merece pronunciar su nombre.

—Se nota que estás loco por él… Qué lástima, serías bueno en la cama.

—Eres una fácil.

— ¿Por qué me tienes tanto odio, Jimin? Que yo recuerde no te he hecho nada a ti.

—A mí no, pero a él sí.

— ¿Te refieres a qué le rompí el corazón? Es porque es un malcriado.

—Jungkook puede ser muchas cosas, pero nunca un malcriado. —Dándose la vuelta y yéndose del lugar.

Y para su “buena” suerte, una lluvia torrencial bañaba las calles y había dejado el coche a unas cuantas calles de ese bar.

*

Jungkook por su parte estaba preparándose para dormir.

— ¿Dónde estará el señor arrogante? —Se preguntó. Ni bien terminó la pregunta se escuchó el ruido de un motor. —Hablando de Roma. —Rodó los ojos, le restó importancia al hecho de que Jimin había entrado a la casa y se acostó, trató de dormir pero los insistentes golpes en su puerta se le hicieron difíciles de ignorar. — ¿Qué quieres? Trato de dormir por si no te das cuenta. ¿Jimin? —Otro golpe en la puerta, Jungkook resignado se levantó y abrió la puerta, se sorprendió al ver a Jimin mojado, pequeñas gotas caían de su cabello negro y sus ojos estaban hinchados.

—Jimin, ¿te sucede algo?

—Necesito…

— ¿Qué necesitas? —Jungkook se estaba asustando, ¿qué demonios le sucedía a este tipo?

—Necesito que me abraces… Por favor. —Estaba rogándole, se notaba desde lejos que Jimin suplicaba por un abrazo.

— ¿Para qué quieres que te abrace? Ve a cambiart… —No logró terminar pues Jimin jaló de su camiseta y lo atrapó en sus brazos, pegó sus cuerpos lo más que pudo. Jungkook estaba cálido, en cambio Jimin se estaba muriendo de frío debido a la lluvia. —No digas nada, sólo quiero estar así unos minutos, por favor.

Bien, sí con eso lograría que lo dejase en paz, Jungkook lo haría, dejaría que Jimin lo abrace, la cuestión es que el abrazo le estaba gustando, sentir la respiración de Jimin contra su cuello era algo agradable, por primera vez en su vida se sintió seguro. El contacto con Jimin le pareció familiar, pero debía estar loco, nunca en sus vidas se habían visto.

¡Momento! —Pensó Jungkook. —Él había dicho que no es la primera vez que nos vemos.

—Jungkook. —Pronunció Jimin.

— ¿Sí?

—Me gusta decir tu nombre… Jungkook. —Ocultando su rostro en el cuello del más pequeño.

—Jimin tienes fiebre. —Exclamó Jungkook.

—No te preocupes… Estaré… Estaré… —Su cuerpo perdió fuerza y se desmayó por suerte Jungkook lo agarró fuertemente.

— ¿Dónde demonios te habrá llevado esa? —Mientras lo llevaba casi arrastrando al cuarto de huéspedes que era dónde Jimin dormiría durante su estancia en la casa.

Lentamente lo recostó en la cama.

—Excelente, ahora tengo que hacer de enfermero. —Golpeándose la frente con la palma de la mano.

Comenzó por quitarle el calzado, siguió por sus pantalones y finalizó con su playera, lo había dejado solamente en bóxers.  Fue hasta el baño y volvió con una toalla.

Con cuidado secó su cabello se detuvo al oír que Jimin balbuceaba oraciones sin sentido.

—No le hagas nada a él. —Jimin repetía una y otra vez.

— ¿Él? —Kook no entendía nada. —¿Quién será “él”?

Jungkook terminó de secarlo y fue en busca de las valijas de Jimin para buscarle algo de ropa. Volvió con un pantalón de chándal negro y una playera roja, con algunas dificultades pudo ponerle la ropa. Colocó paños húmedos sobre la frente de Jimin por un buen rato.

—Bien, la fiebre bajó. —Jungkook sonrió al ver que había hecho un buen trabajo. Cogió la ropa húmeda del suelo y salió de la habitación, justo en ese momento Jimin abrió los ojos.

—El chico frío que conocí de pequeño ha desaparecido. —Jimin sonrió.

Babysitter perverted.Opowieści tętniące życiem. Odkryj je teraz