—Necesito limpiarme primero... —murmuré levemente avergonzada y despegué mis pupilas de su retaguardia para concentrarme en su nuca tapada por su cabello suelto, por si en algún momento giraba la cabeza.

Cuando llegó al armario, deslizó la puerta. Tanteó entre la ropa perfectamente ordenada en cada hueco. Ladeó la cabeza en mi dirección con una media sonrisa y mirada pícara. Se veía irresistible con el rostro medio oculto por la ondulación de sus mechones. —Bien podríamos darnos un baño juntos, pero sería demasiado por hoy. Yo me iré a dar un baño en otro lado, te espero en la habitación que te mostré. —Por fin ocultó su desnudez con una toalla y vi en su mano unas ropas. Me guiñó el ojo antes de desaparecer por la puerta.

Toqué mi mejilla sintiéndola caliente. Dejé caer la cabeza en la almohada por un momento. Inhalé profundamente para tranquilizar mi alborotado corazón. Un corazón que no había parado de acelerarse en la última hora.

Me aparté de la almohada antes de que pudiera tener imágenes subidas de tono y me levanté de la cama, dejando atrás la sábana.

Caminé con pisadas suaves hasta colocarme frente al espejo. Y no pude evitar curvar mi boca en un círculo al ver la apariencia que reflejaba el espejo.

Mi cabello que normalmente permanecía liso y con cada hebra perfectamente peinada, estaba desordenado con las hebras de punta. Tenía una mirada brillosa que resplandecía y no parecía ser opacado con nada. Los pómulos tintados de rosado y los labios visiblemente hinchados. Los toqué al rememorar la razón del porqué estuvieran así. Provocando que la rosadez se intensificara.

Continué con el recorrido y me topé con otra evidencia de la noche. En diferentes puntos del cuello y clavícula se esparcían puntos rosados, unos más intensos que otros. Bajé la cabeza y oculté mi boca al ver mis senos.

«Por supuesto que tendría más chupones allí. Sí estuvo jugueteando con ellos por un largo rato con su boca».

Suspiré y atrapé levemente el labio inferior con mis dientes cuando observé a las rosadas areolas y los pezones mostrarse en punta por recordar nuevamente lo que había pasado. Era mejor que me metiera en ese momento a la ducha antes de que pudiera excitarme por el mero pensamiento.

Para cuando salí completamente limpia. Opté por colocarme encima una camiseta holgada de Jungkook y solo una pieza de la ropa interior que encontré tirada al lado de la cama. Ordené la ropa tanto de él como la mía que había caído en diferentes partes de la habitación, y las puse en la esquina de la cama.

Satisfecha con eso, me dirigí a la habitación que me había dicho Kook; su despacho. Ya estaba media abierta, así que cuando terminé de empujarla, lo vi de perfil, observando unos papeles con la mirada concentrada, con los mechones húmedos cayendo suavemente por el frente y el pecho desnudo. Tenía puesto un pantalón gris de algodón rústico. 

Recorrí su cuerpo como un mapa, subiendo de a poco, empezando gracias a su pantalón por el músculo recto abdominal, —mejor conocido como la uve— que se entreveía y seguido de eso, su abdomen marcado con músculos proporcionados en cada parte de su piel, continuando con la línea divisora de sus pectorales tonificados.

Cerré detrás de mí y al percibir el ruido, él se giró en mi dirección, dedicándome una sonrisa totalmente amorosa que solo hizo que lo copiara.

—Creo que podría acostumbrarme a tenerte con solo una de mis camisetas. —Me dedicó una intensa mirada evaluativa sobre mis piernas desnudas, que provocó el cosquilleo en diferentes puntos de mi cuerpo, a la vez que se mordió el labio inferior después de decir su comentario coqueto.

Golpeé juguetonamente su brazo, pero sin poder evitar que mi sonrisa se ampliara. —Ay, por favor Kook. ¿Desde cuándo te has vuelto desvergonzado? 

Novio Falso | Jeon Jungkook [#1] [✔️]Onde histórias criam vida. Descubra agora