Parte sin título 19

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19 - Inmóvil.

-vamos, podría llevarte a casa como compensación, es algo tarde y seguro tienes hambre, no te vi siquiera ir a la cafetería. -decía Gabriel al pequeño azabache.

-no conozco la escuela. -murmuró inseguro. -además no traje dinero.

-ya veo, ¿se te ha olvidado?

-no bueno, es que

- ¿Por qué te pones nervioso? -cuestionó Gabriel riendo suavemente. -vamos, luego me cuentas, si no nos apuramos, cerrarán la escuela y nos quedaremos aquí.

- ¿cierran a esta hora? ¿No hay turno vespertino? -preguntó curioso el muchachito mientras se levantaba con la libreta en sus brazos.

-no es una escuela pública, todos los alumnos son hijos y familiares de gente adinerada, los cuales viven acá por algún motivo, así que no necesitamos varios turnos, si fuese así, tendríamos grupos de diez personas a lo mucho. Apenas hay dos grupos por cada grado.

Dylan comprendió y no preguntó más. Comenzaron a caminar hacia la salida.

Gabriel era un joven alto, no tanto como Santiago, pero sí más que el azabache a su lado. Su cabello era café oscuro, su piel clara, sus ojos castaños, no era nada fuera de lo normal, pero lucía atractivo, su rostro, su cuerpo, todo eso seguramente llamaría la atención de muchas chicas. Era un chico guapo que no dejaba de verse masculino aunque su apariencia no era tosca ni nada de eso.

Por un momento, Dylan deseó ser diferente, quizá de haber sido más alto, sin esa apariencia que se cargaba tan aparentemente frágil, no hubiese terminando en las manos de Santiago.

- ¿Y en dónde vives? -cuestionó Gabriel de pronto, apenas estaban llegando al patio del colegio.

El menor dio un pequeño brinquito al escucharle, pues había estado pensando en otras cosas sin hacer caso a lo que él decía.

-No sé la dirección.

- ¿Cómo?

-No llevo mucho tiempo aquí. -se excusó Dylan bajando la mirada, no tenía ánimos de dar explicaciones, sería además algo peligroso si Santiago se enteraba de que habló con alguien de su situación.

-Bueno. ¿Cómo es por dónde vives? Tal vez pueda adivinar.

-no es necesario.

- ¿acaso pasarán por ti?

Dylan no supo que contestar, miró hacia la puerta enorme de la escuela y suspiró. Ni siquiera tenía idea de cómo volver a la hacienda, ¿Qué iba a hacer?

-Supongo. Debería ser así, porque no sé cómo volver. -murmuró Dylan comenzando a ponerse nervioso, no quería quedarse horas esperando. No tenía dinero, ni siquiera sabía a donde ir si a Santiago se le ocurría dejarlo ahí.

-Carajo. -farfulló Gabriel sorprendiendo de momento a Dylan, que le miró interrogante. - olvidé mi celular en el salón. Ya vuelvo, espérame y trataré de llevarte a casa, o al menos a comer algo. -le dijo terminando de revisar su mochila algo apurado.

El menor intentó sonreír asintiendo y vio como aquel chico se iba corriendo. Le había visto por primera vez como un alumno de preparatoria en el rato que llevaba conociéndole, y todo por su celular olvidado.

Suspirando, Dylan decidió continuar y esperarlo en el estacionamiento, donde ya casi no había autos. No se había dado cuenta el largo rato que se había esperado, pero ya todos se habían marchado. Quizá solo quedaban algunos profesores dentro de la escuela.

dyonisusWhere stories live. Discover now