Parte sin título 14

1 0 0
                                    

14 - De vuelta.

Ese día Santiago no volvió a la habitación. Y eso se repitió al siguiente día. Por lo que Dylan, al no saber qué hacer, comenzó a explorar, sin salir de ahí, notó que la alacena tenía suficiente comida para varios días, incluso había un refrigerador.

Al menos no moriría de hambre.

El baño era también enorme, y salía agua cálida a la hora que fuese. Con el paso de los días Dylan lo fue notando. Se dio cuenta que sin Santiago presente, podía disfrutar un poco ese lugar, comenzaba a relajarse.

Se alimentaba bien, estaba en calma, y solo entristecía cuando recordaba a su hermana, quiso hacer a un lado el hecho de haber sido secuestrado y violado, y de seguir privado de su libertad, porque no podía hacer nada al respecto.

No se atrevió a salir, ya que temía toparse a Santiago por mala suerte y eso sería demasiado peligroso para su integridad física.

Fuera de eso, se podía decir que estaba bien, su salud mejoraba notablemente, ya no le dolía nada, al verse en el espejo no encontraba marca alguna, le sorprendió que hasta la herida causada con el cinturón se había ido borrando, apenas y podía notarse.

Llevaba quizá dos semanas solo. Comenzaba a pensar que Santiago se había ido de la hacienda, lo cual sería bueno, pensó que tal vez si no se encontraba por ahí, podría intentar salir, escapar. Pero ni siquiera sabía dónde carajo se encontraba, mucho menos a donde ir.

Al menos tenía un librero de donde sacar algo de entretenimiento. Estaba durmiendo demasiado también. No tenía televisión, solo una grabadora a la que no le servía la señal del radio, encontró CDs que le gustaron lo suficiente, y diario había música en la habitación.

Aun así, no se sentía cómodo, mucho menos feliz. Continuamente se preguntaba qué sería de él ahora.

Y para terminar con la poca tranquilidad que ya tenía, el regreso de Santiago estaba en sus narices.

Despertó, era tarde y lo sabía porque el sol estaba en medio del cielo, pudo verlo al asomarse por la ventana que daba a un jardín, ventana que ni siquiera podía abrir porque tenía una cerradura demasiado fuerte, sí que lo había intentado.

Suspiró aburrido, pronto se volvería loco si no salía de ese lugar. Justo cuando pensaba en su encierro, la puerta se abrió después de tanto tiempo. Dylan volteó de inmediato y su corazón se detuvo unos segundos para después latir frenéticamente al toparse con esa mirada, ojos verdes y profundos.

El hombre se mostraba algo aturdido, se acercó después de haber cerrado la puerta tras de sí, fue hasta donde el muchachito y de pronto intentó tomarlo del brazo. Dylan se hizo hacia atrás, logró evitarlo y le miró frunciendo el ceño.

Aun siendo bajo esas circunstancias, Dylan estaba molesto, ya suficientes humillaciones había pasado, para que ese hombre lo tirara en una habitación por tiempo indefinido. Esos días, o semanas, sin ver a Santiago, habían creado una nueva valentía en el muchacho, quizá el no haber sufrido sus agresiones, lo hicieron olvidar el peligro que representaba.

Sorprendentemente, Santiago no reaccionó de inmediato, le miró un momento extrañado y luego sonrió torcidamente antes de darle la espalda e ir hasta la cama, en el camino retiró su saco, lanzándolo lejos y se tiró bocarriba volviendo a mirar al menor.

-ven aquí, quítame los zapatos. -dijo con voz monótona, un tanto extraña según el parecer de Dylan, quien se estremeció dudando si debía ir o no. -no voy a repetirlo, si no obedeces, te follaré hasta que cagues sangre.

Su amenaza retumbó en los oídos de su pequeño receptor, la voz grave y segura era una clara invitación a desobedecer y probar la veracidad de sus palabras.

dyonisusWhere stories live. Discover now