El guardaespaldas

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Nada más atravesar la puerta estaba el padre de Drake, mirando a su hijo sin comprender su prisa y la cara seria de su acompañante, que estudiaba el lugar al milimétro, como queriendo escapar.

-Ella-dijo levantando la mano por la que estaban cojidos-Ella fue la que destrozó la cara del Licaón.

El padre de Drake observo a la muchacha que no estendía nada, era imposible, aquella chica era una muñequita muy frágil. Y su padre se echó a reir.

-Lo digo en serio, padre-dijo su hijo con un tono que le hizo parar de reir. Contempló una vez más a la muchacha, veía la ira que en esta se estaba cocinando y sabía que aprovecharía cualquier mínimo descuido.

-Soy Jonh Wells- dijo a la muchacha ofreciéndole la mano a modo de saludo. Esta le miraba, le daba una sensación de seguridad y se notaba que Drake era hijo suyo, ambos eran exactamente iguales, a excepción de algunas arrugas y la barba que tenía su padre. Sam le dió un apreton de manos firme, para que viera que no estaba asustada. En ese momento entraron Mara y Amanda.-Perdona la rudeza de mis hijos, a veces no tienen modales.

-No se preocupe- le contesto ella-Solo que estoy algo confundida, esto parece un secuestro y no sé que hago aquí y al parecer nadie a querido explicarmelo- Entonces el vió como los ojos de aquella muchacha cambiaban de color rapidamente, y fue ahí cuando entendió porque su hijo tenía tanta prisa en traerla a la casa.

-Pasa por favor, responderé todo lo que desees.

-Gracias

-Drake, no va a escapar- dijo mirando a su hijo- puedes soltarla.

Los dos cayerón en la cuenta de que aún estaban dados de la mano, algo en su interior le decía que era mejor así, pero un abujero en su pecho se quejaba por ello. Él la soltó a regañadiente.

-Por aquí, por favor.- Los cinco entraron en una habitación con grandes sofás y una mesa de cafe, con estanterías llenad de libros y un gran ventanal que daba a un patio lleno de rosas y flores silvestres.-siéntate- le dijo señalando el sillón, Jonh se sentó en frente de ella, Mara y Amanda justas a la izquierda de este y Drake a su derecha. Sam se volvía a sentir como si fuese interrogada, el ambiente se hacía más tenso por momentos, y cuando el móvil de Sam empezó a sonar, esta pegó un bote. Vió el nombre de su padre en la pantalla.

-Lo siento, pero tengo que cogerlo.-Jonh asintió y llamó a una criada-¿papá? sí, en casa de unos amigos, lo sé, más tarde, sí, hasta luego, ¿María? sí, tranquilo, se cuidar de mi misma, un beso.- Ella colgó el teléfono y vió como todos la miraban atonitos, el pelo se le erizaba, sobretodo por la sensación de la mirada de Drake recorriendola.

-Mis hijos me han dicho que te llamas Sam ¿no?

-Sí, así es. Sam Black-Al ver a aquella chica solo podia ver a alguien normal, pero cuanto más se fijaba en ella sabía que no era para nada normal, pero tampoco era una cazadora, ni tampoco parecía un transformante.

-Tengo entendido que ayer en la noche salvasta a mi hijo de ser devorado.

-Sí

-¿que hiciste para derrotar a aquel..?

-¿monstruo?-Jonh simplemente asintió con la cabeza.- Le lancé un cubo de basura a la cara de una patada.

-Perdona, pero, me resulta realmente imposible que alguíen de tu...complexión, pueda ocasionarle tal daño a un ser tan grande y cargando con un peso muerto.

-¿daño? no se lo que le hice, simplemente quería tiempo suficiente para escapar. Tampoco sé que demonios era aquel bicho. y supongo que pude utilizar tanta fuerza debido a la adrenalina.

El cazadorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora