Parte 61

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-Hay cuatro direcciones, vamos primero a la que esté más cerca, ¿no? –Preguntó Taylor, quien conducía.

-No, no –Se negó la castaña- Si están en una de estas direcciones van a estar en la que esté más lejos, así que vamos a esa –Decidió.

Dicho y hecho, Taylor se dirigió a la dirección más lejana, tardando aproximadamente una media hora.

-Bueno... ya llegamos –Avisó Taylor.

-Ok, tú te quedas aquí y no te mueves, ¿Ok? –Le dijo seriamente a su hermana. Taylor asintió con la cabeza, suspirando- Nosotros vamos a ver si están por los al rededores y, si no, entramos en esa casa a ver si está Mila o ellos o... quien sea, ¿ok?

-Y si están, ¿qué hacemos? ¿Disparamos? –Preguntó Justin.

-Guardó un corto silencio, pensando en eso- No –Decidió- Aún no, si yo no doy la orden no, ¿OK? –Justin y Joe asintieron con la cabeza- Pues venga chicos, vamos.

Los tres se bajaron del coche y se dirigieron a hacer lo que habían dicho: ir por los alrededores a buscarlos. Estuvieron investigando un largo tiempo y cuando se aseguraron de que no había nadie, decidieron dirigirse a la casa.

-Está cerrada –Informó Justin, pues la puerta no abría.

-Pues nada, échenla abajo –Ordenó la castaña.

-¿Qué? –Dijo Joe- Tal vez nos parezcamos, pero no somos superman ni nada por el estilo, ¿sabes?

-Sólo es una puerta por Dios... ¿ni para eso sirven los hombres? – Justin y Joe la miraron mal- Está bien, busquemos una ventana o algo –Aceptó.

Así fue, se dirigieron a la parte trasera de la casa, dónde había una ventana.

-Bueno, ¿qué? ¿Se sube alguien o también tengo que subir yo? –Preguntó la castaña, pues la ventana estaba alta.

-La miró mal- Últimamente estás muy antipática –Le dijo Justin- Yo me subo –Decidió.

Dicho y hecho, Justin alargó sus brazos y se agarró a la ventana, jalando y levantándose varios centímetros del suelo, llegando su cabeza a la ventana para poder ver.

-¿Qué ves? –Preguntó la castaña, desde abajo.

-Está oscuro, no veo a nadie –Dijo él, desde arriba- Hay... algunos muebles, pero no consigo ver a nadie...

-¿Estás seguro? –Preguntó la castaña, para prevenir.

-Es que desde aquí no se ve casi nada, yo no veo a nadie Lauren, pero no te puedo garantizar que no haya nadie... -Explicó, bajándose.

-Suspiró- Pues hay que entrar para asegurarnos, no pienso irme de aquí sin estar segura de que no hay nadie –Decidió Lauren.

Enemigas intimas CAMRENDonde viven las historias. Descúbrelo ahora