Parte 54

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Dos días habían pasado desde el encuentro que habían tenido Camila y Lauren. No habían vuelto a verse, no habían vuelto a saber nada la una de la otra. Camila le daba muchas, muchísimas vueltas a su cabeza, pero no conseguía llegar a ninguna conclusión de lo que hacer con Lauren. Había momentos en los que la amaba y confiaría ciegamente en ella y, otros, en los que la odia con todo su corazón y desconfía completamente. Era extraño, Lauren era extraña y eso era algo que no entendía. Había decidido no contarle nada a Normani del acercamiento que había tenido con Lauren, simplemente le dijo que fue a casa de su hermana, pero ella no lo quiso decir dónde estaba Lauren.

-Mila, tenemos una salida, ¡rápido! –Dijo Normani, irrumpiendo en los pensamientos de la pequeña, entrando en el despacho.

-Se sobresaltó- ¿Qué? ¿Qué pasa? –Preguntó, pues no había escuchado bien a Normani.

-Jauregui, atracó un banco, ¡vamos! –Dijo, cogiendo su arma y guardándola.

-¿Qué hizo qué? –Se sorprendió, poniéndose en pie.

-¡Camila, te espero abajo con Austin, rápido! –Dijo, saliendo casi corriendo del despacho.

Camila cogió rápidamente sus cosas y bajó, aún sin entender muy bien lo que había pasado.

-¿Qué pasó? –Preguntó la pequeña, entrando en el coche en el que ya estaban Austin y Normani.

-Tu novia, atracó un banco –Respondió Austin, sin ni si quiera mirarla; seguía enfadado con ella.

-No es mi novia –Dijo claramente Camila, ella sí mirándolo- Llevas más de una semana sin, prácticamente, hablarme, ¿cuánto tiempo vas a estar así? ­–Le preguntó

-El tiempo que tú tardes en dejar y olvidar para siempre a esa mujer y meterla en la cárcel –Respondió él, ya con el coche en marcha.

-Pero ¿por qué? Yo no te he hecho nada, Austin –Decía la pequeña, realmente sin comprender por qué su amigo se había alejado de ella. Austin no respondió, simplemente guardó silencio y continuó conduciendo- ¿Sabes qué, Austin? Vete a la mier*da –Dijo, tratando de provocarlo y que, por lo menos así hablara, pero no lo consiguió, pues Austin simplemente la obvió- ¿Alguien puede explicarme o darme detalles de lo que pasó? –Pidió.

-Nos dieron un aviso de que una Castaña y dos hombres habían atracado un banco. Al parecer había poca gente, pues aún es temprano y no hay ningún herido –Explicó brevemente Normani- Nada más –Concluyó.

-¿Atracado un banco? –Aún más sorprendida.

-Sí, atracado un banco –Repitió Normani.

Continuaron el camino en silencio y, al cabo de unos diez minutos, llegaron al banco. Se bajaron del coche y sacaron sus armas.

-Vale... vamos a entrar, no creo que estén en la sala principal, pero por si acaso esten prevenidos –Indicaba Camila.

Así fue, los tres abrieron rápidamente la puerta y apuntaron con sus pistolas hacia el interior, pero no había nadie ahí.

-Bueno, pues... ahora hay que buscar. Vamos a separarnos –Decidió Camila- Austin, tú vete a la caja fuerte a ver si ya se robaron el dinero; Mani, tú vete a las oficinas o busca a algún trabajador y... yo voy por acá haber si encuentro algo –Dijo, mirando un pasillo en frente suya.

Dicho y hecho, Austin se dirigió a la caja fuerte, Normani a las oficinas y, Camila, comenzó a caminar por ese pasillo, empuñando su pistola. De repente alguien le tapó la boca desde atrás y jaló de ella, metiéndola en un cuarto, aparentemente un despacho. Una vez dentro, Camila movió rápidamente su brazo y le dio un codazo a la persona que la agarraba, con todas sus fuerzas.

-¡Jo*der! –Gritó la persona que había agarrado a Camila.

La pequeña, una vez más, reconoció esa voz, así que se volteó rápidamente.

-¿Lolo? –Dijo, sorprendida, mirándola y observando la cara de dolor de la castaña-Perdón, no... no sabía que eras tú –Se disculpó, guardando su pistola.

-Que agresiva eres, por Dios –Se reía dolorosamente.

-¿Qué haces? ¿Qué está pasando? ¿Cómo es eso de que atracaron un banco? ¿Por qué me trajiste hasta acá? –Preguntaba.

-Auch... -Continuaba quejándose, restregándose el abdomen, pues ahí le había pegado Camila- No he robado nada, solo encerré a los trabajadores y clientes en un cuarto, todo el dinero está en la caja fuerte.

-No entendía nada- ¿Para qué atracas un banco si luego no vas a robar?

-Sólo quería verte.

-Se sorprendió- ¿Hiciste todo esto... sólo para verme?

-Se rió- Sí. Ahora que lo pienso es una locura, pero bueno, da igual.

-Se rió, algo nerviosa- Pues... sí, sí es una locura... -Compartiendo algunas miradas con Lauren, en riguroso silencio- ¿Te pegué fuerte? –Preguntó, rompiendo el silencio, dándose cuenta de que Lauren aún se tocaba el abdomen

-Sí, un poco y la verdad no entiendo porqué siempre me tengo que llevar yo los golpes–Dijo, riéndose, provocando también la risa de Camila.

-Lo siento –Se disculpó nuevamente, entre risas.

Volvieron a mantenerse en un largo silencio, se miraban la una a la otra, apartando las miradas y volviendo a mirarse, algo nerviosamente.

-Y... ¿cómo has estado estos días? –Preguntó Lauren, intentando romper el silencio.

-Suspiró- Más o menos, bastante confundida... ¿Y tú? –Preguntó ahora ella, con una corta sonrisa.

-Bien, echándote de menos, pero bien –Respondió también con una sonrisa, más amplia.

-¿Me echaste de menos? –Preguntó, ahora sí mirándola fijamente a los ojos, sin apartar la mirada.

-Sí, demasiado... -Respondió, correspondiendo a sus miradas de la misma forma-Además... el otro día me quedé con ganas de hacer algo –Confesó, llevando sus manos a las mejillas de Camila, acariciándolas.

-Sin poder evitar sonreír y mirar los labios de Lauren, pues sabía a qué se refería y ella también se había quedado con ganas- ¿El qué? -Preguntó, aunque ya sabiéndolo, acortando la cercanía entre sus caras.

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Enemigas intimas CAMRENWhere stories live. Discover now