Parte 46

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En cuanto Lauren y Camila salieron por la puerta, todo el personal que había allí se asustó y se levantó de sus mesas, nerviosos, mirando como la castaña apuntaba a Camila. Entre ellos se encontraban Austin y Normani, quienes dieron la orden de que todos apuntaran a Lauren.

-¡Cómo disparen la mato a ella!,castañito–Gritó Lauren, refiriéndose a Austin- Ordena que bajen las armas –Exigió, manteniendo firme la pistola en la cabeza de Camila.

-Lauren, por favor, no hagas esto –Rogaba Camila, en voz baja.

-Cállate Camila –Exigió la castaña.

- Bajen las armas –Ordenó Austin, accediendo a la petición de Lauren.

-¡Austin, no, jo*der! –Gritó Camila, nada de acuerdo con que diera la orden de que bajaran las armas.

-¡Cállate Camila! –Exigió Lauren ya en un grito, haciendo más presión con la pistola.

-¿Por qué? Sabes perfectamente que no vas a hacerme nada –Respondió Camila,
nuevamente en voz baja.

-¿Y cómo estás tan segura ahora? ¿No se suponía que ya no confiabas en mí? –Preguntaba también en voz baja, mientras comenzaba nuevamente a caminar con ella, en dirección a la salida de la comisaría- ¡No quiero que nadie me siga! –Exigía en gritos para que la escucharan.

-Me quedaba algo de confianza y por eso abrí la celda, pero ya veo que Austin tenía razón: eres una imbé*cil –Decía Camila, saliendo de la comisaría con Lauren, quien continuaba apuntándola con la pistola.

-Pues sí, lo soy, lo siento –Dijo irónicamente con una sonrisa- ¿Dónde está tu coche? –Preguntó.

-¿Mi coche? ¿Para qué?

-Ahora no eres tú la que hace las preguntas. Simplemente responde –Pidió.

-A la derecha, al final de la calle –Respondió por fin.

Ambas se dirigieron a donde Camila había indicado, de la misma forma, aunque Lauren ya no apretaba tanto la pistola, sólo la mantenía allí por si acaso.

-Súbete –Pidió Lauren, abriéndola la puerta del conductor.

-¿Qué? ¿Para qué? –Preguntaba, sin comprender nada de lo que estaba haciendo la castaña.

-Que te subas –Repitió.

Ahora sí Camila obedeció y se subió en el coche. Lauren cerró la puerta y se dirigió al sitio del copiloto, sentándose allí.

-Arranca el coche –Hizo otra petición Lauren.

-Lauren, no entiendo nada, ¿para qué quieres que...

-Mila, arranca el coche –Repitió nuevamente.

La pequeña suspiró y volvió a obedecer, arrancando el coche y haciendo que comenzara a andar, realmente sin ninguna dirección.

-Por lo menos dime a dónde voy, ¿no? –Dijo Camila.

-Simplemente conduce, a dónde quieras. Da vueltas, me dejas dónde se te pegue la gana y te largas –Respondió, mirando por la ventanilla.

-¿Y ya está? ¿Para qué me vas a hacer dar vueltas como una imbé*cil? –Preguntaba, sin comprender para qué quería Lauren que hiciera eso.

-Soy imbé*cil, ¿no? La gente imbé*cil suele hacer cosas imbéci*les –Camila simplemente negó con la cabeza, suspirando- Sólo hazlo y ya está.

-Yo pensaba que me ibas a secuestrar... -Dijo la pequeña, mirando la carretera.

Lauren miró a Camila, tratando de averiguar si eso lo había dicho enfadada o con esa picardía que la caracterizaba. Continuó su observación y se dio cuenta de que, muy ligeramente, la pequeña estaba sonriendo, lo que le indicó el tono en el que lo había dicho.

-Si quieres te secuestro de por vida, por mí no hay ningún problema... -Dijo la castaña, sonriendo, mirándola.

-¿Por qué no me cuentas tu versión de lo que pasó con esos dos policías? –Preguntó Camila, cambiando completamente de tema, algo nerviosa, pues había dicho lo del secuestro sin pensar.

-Suspiró, volviendo a llevar su mirada a la ventanilla- No voy a perder el tiempo, ya te lo dije.

-Lolo...

-Lolo, ¿qué? –Camila guardó silencio, realmente sin saber qué decirle- Mira, sé que dije que no lo iba a hacer, pero te lo voy a decir de nuevo... Nunca en mi vida he matado a nadie y mucho menos a esos dos policías. Sí, tal vez pueden acusarme de venta de armas, pero no he hecho nada más ilegal –Dijo una vez más la castaña- Así que dile a los imbéci*les de tus amiguitos que esperen a que mate a las 4 **** que mataron a mis papás y, entonces sí, van a tener un motivo y toda la razón de meterme en la cárcel.

-¿Todavía sigues con eso?

-Por supuesto. Por eso es por lo que me metí en toda esta mier*da, Camila.

-Pues no lo entiendo... -Dijo, verdaderamente sin comprender a Lauren.
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Enemigas intimas CAMRENNơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ