No me doy por vencida

Capítulo 47 -Te echaré de menos

*Narra Jesús*

Cuando nos estamos besando veo como le sale una sonrisa lo que hace que la vuelva a besar.

-Tonto como suba alguien verás.-Me dice con una pequeña sonrisa.

Adoro verla así. El solo hecho de que puede que me llevé semanas sin verla me mata. La quiero mucho. No sé como la he podido olvidar durante estos años, aunque me llevé algunos años preguntando cada verano como estaría.

-Mi madre se lo imagina, mi padre aunque le he dicho que eres una gran amiga no sé que le habrá dicho mi madre. Y tus padres...

-Me matan.-Me interrumpe.-Pues eso que como se enteren no quiero saber que pasará.

-Eso no ocurrirá mientras yo esté aquí.

-Te quiero feo.-Levanta la cabeza y junta sus labios con los míos, le cedo un pequeño beso y continúa hablando.- Mi madre no sé, pero mi padre me mata.

-Tu madre lo sabe.

-¡¿Cómo?!-Me dice abriendo los ojos como platos.- ¿Zuzito no te estarás quedando conmigo, verdad?-Me empuja hacia atrás haciendo que tropiece con la cama y me caiga.

-María, dudo que mi madre no se lo halla contado. Además no pasa nada ¿no?

-Anda feo levanta de ahí que vas a poner la cama mojada entera.

Me levanto de la cama dejando la mancha de mi cuerpo que no durará mucho tiempo por la calor que hace. Veo como María se dirige a la puerta de la habitación y le pregunto.

-¿A dónde vas?

-Quieres que me cambie o me quedo así jeje. Jesús las maletas están abajo en el salón.

-Verdad jajaja. Venga vamos.

Ambos bajamos abajo. Cogemos las maletas y las ponemos sobre el sofá. Las abrimos y buscamos algo que ponernos.

-Ahora vuelvo.-Dice a la vez que coge un bikini de la maleta y se dirige al baño de abajo.

De mientras que ella se cambia me quito los pantalones y la camisa y me pongo el bañador. A los pocos minutos sale del baño con un bikini. La parte de arriba es rosa con flecos y la de abajo negra con flores. Se ha soltado el pelo y trae la ropa mojada en la mano. Recojo la mía del suelo y vamos hacia afuera.

-Vas guapísima lo sabes ¿no?-Le digo con una sonrisa.

-Mentira tuya.

-Es verdad, que tú eres guapísima.-Digo tocándome la cabeza y haciendo gesto de que se me había olvidado.