El Casino

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Vimos a Ren pensar durante un largo momento, mi hermano y yo entrecruzamos miradas y fue en ese momento cuando tuvimos la misma idea.

-Creo que sería necesario detener a ese hombre antes de que destroce esta familia. - Comenté mientras removía mi café bombón con la cucharilla.

-Quisiera hacerlo... Pero no sé por dónde empezar. - Se quejó Ren que seguía titubeando.

-Me da la sensación de que este trabajo va a ser divertido. - Sonrió Goro mientras tomaba el último sorbo de café. - Déjanos a nosotros... Lidiaremos con la situación, es mi compensación por haber ayudado a mi hermanita hace unos meses. - Declaró mientras se levantaba. Hice casi lo mismo que él, me tomé el café y recogí mis cosas. Me sorprendió aquella actitud, además de que por primera vez ambos íbamos a investigar juntos un caso.

-Por favor, dejadme cooperar. - Intervino Ren firme.

-Primero hay que observar al objetivo. - Solté. - Hay que salvarla lo antes posible pero tampoco podemos hacer caso omiso a las amenazas de ese hombre.

-Investigaremos por nuestra cuenta, una vez tengamos la prueba clave tú decidirás lo que hacer, por supuesto el jefe también tomará la decisión. - Sentenció mi hermano.

Los días siguientes el tío de Futaba comenzó a frecuentar la cafetería. Según Ren, amenazaba al jefe con quitarle a Futaba además de extorsionarle con cualquier chanchullo, no sólo eso, un día Ren se encontró a ese mismo hombre siendo perseguido por unos cobradores de deuda un tanto problemáticos, si es que se definían con ese mismo nombre.

Me dediqué a rastrear a aquel hombre en mis tiempos libres y mi hermano investigaba en los papeles policiales a los que tenía acceso desde su ordenador, nuestra complicidad parecía sacada de un libro profesional de detectives, aquello que yo no tenía seguramente lo encontraba mi hermano y viceversa, estábamos compenetrados al 100%.

Llegó el día en el que lo delataríamos delante de sus narices, me quedé un rato más en la cafetería de Ren mientras mi hermano seguía a mi tío en la cercanía sin ser visto.

Se abrió la puerta, aquel sonido de campanas que daban la bienvenida no sonaban como tal. Se dejó ver tras la misma un señor de baja forma con un chándal pordiosero.

-¡O me pagas o pierdes a Futaba! - Amenazó sin tener en cuenta que aún había clientes en la cercanía.

-¡Ninguna de las dos cosas! - Contestó el jefe volviendo a sus quehaceres.

-Oye, esto no es un juego de niños. - Se hartaba el tío de Futaba. - Si no pagas me llevaré a Futaba, seguro que está en su habitación. - Declaró mientras se dirigía al lugar mencionado.

-¡Ni se te ocurra! - Se alarmaba el jefe que estaba hasta las narices de aquella mosca cojonera.

-Entonces págame lo que me debes. - Se chuleó. - Eso... O lo llevo a un juzgado, no sé quién ganará, un desconocido o alguien de su misma sangre. - Sojiro paró en seco, ahora si que estaba en el final de un laberinto sin salida.

-¿No serás tú el que tenga problemas? - Pregunté mientras removía mi chocolate caliente que desprendía un aroma hipnótico. Tras mi intervención llegó mi hermano que amablemente abrió la puerta con el dossier que ambos preparamos con mucha dedicación.

-Veo que llego en buen momento. - Soltó mientras abría aquella carpeta delante de nuestras narices. - Te hemos investigado mi hermana y yo. - Comenzó a decir calmadamente.

-Muchas deudas y todo por culpa de la inversión. - Canturreé

-Inversiones imprudentes incluso para un experto. - Concretó mi hermano. - Me pregunto qué opinará el juzgado.

Persona 5 & RoyalWhere stories live. Discover now