Todo Sobre Ti

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Y seguía representando mi papel de inconsciente a la perfección. En la cama tapada a diestro y siniestro con las mantas de mi hermano miraba al techo sin saber qué pensar. Había escuchado la historia de Sho y él noto que escuchaba atentamente porque sino, conociéndole, no habría dado muchos detalles.

Saqué mis brazos de aquel capullo de mantas en el que me había envuelto mi hermano, me di media vuelta en dirección a la puerta extrañamente abierta. Había escuchado a todos irse, solo quedábamos en aquel techo Goro y yo... Supongo que a la mañana siguiente, si no es que tenía que trabajar, me explicaría con pelos y señales toda la conversación hasta ahora.

Ahora que mi verdadera persona se había alzado me sentía más libre, como si hubiese sido una gran liberación el hecho de poder expresarme ante mi pasado como era debido y... también me provocó esa libertad recibir aquellas gracias por parte del Sho.

¿Y ahora qué? Era la única pregunta que rondaba en mi cabeza, había perdido una parte de lo que quería a cambio de una gran liberación, sin embargo, sentía un regustillo amargo al final del paladar, como si esto no hubiera terminado.

La luna llena golpeaba mi rostro y yo la miraba para que me dijera la respuesta, sabía que me faltaba algo y lo peor de todo era que sabía qué era lo que me faltaba... Aún así quería escuchar la respuesta de alguien que no fuera yo ni mi estúpido corazón, que a pesar del daño sufrido, se embalaba en cuanto aquel chico de cabellos rubios pasaba por mi mente.

De pronto escuché ruidos en el salón, me quedé un poco del otro lado teniendo en cuenta que en esta casa solo vivíamos dos personas, encima estaba exhausta y probablemente cada célula de mi cuerpo tenía agujetas. Aquellos pasos se acercaron al marco de mi puerta, intentando enfocar la vista para ver quién era sin que se me notase que estaba despierta, pude ver aquella figura característica que veía todos los días en clase.

No tenía ni idea que andaba por aquí, no tenía ni idea que justamente la persona que invadía mis pensamientos minutos antes estaba aquí. Fingí estar dormida intentando cubrir mi cara con las sábanas y haciendo movimientos pequeños pero sutiles.

-_____... ¿Estás despierta? - Preguntó. No contesté, quería que siguiera con la idea de que seguía dormida. Se rascó la nuca soltando un suspiro. - Probablemente tendría que decirte esto cuando estés despierta pero como ya sabrás... Soy una persona que la caga mucho cuando habla...Pero si te soy sincero creo que es necesario que hablemos por lo que ocurrió ayer. Nunca quise herir tus sentimientos, no era mi intención decirte que no quería que fueras tú es que... - Comenzó a acelerar su pronunciación. - Es solo que... Tengo mis propios motivos. - Aquello me llamó la atención. - Si es que soy subnormal, tenía que herir a la persona que más confianza tiene en mí, en mi mentora, en mi alumna... Está claro que soy subnormal, si no quiero  que seas tú es por eso mismo. - No lograba comprender su lógica. - Probablemente soy el tío que menos se percata de las cosas, no soy bueno con las palabras y ni siquiera puedo expresarme como yo querría expresarme. Mírame. - Se criticaba mientras con brazos abiertos me mostraba su presencia. - Con solo una frase de mierda he sido capaz de destrozar toda la relación que habíamos construido juntos.

Quería correr para abrazarlo pero me temo que no era posible, quería saber sus sentimientos hasta el final. Se sentó en el suelo dibujando formas en el parqué.

-A veces envidio a tu hermano o a Ren porque son carismáticos y expresivos, con su delicadeza, su dulzura que engatusan a cualquiera..., yo sin embargo hago llorar a las chicas, no tengo ni la más remota idea de cómo se sienten... A pesar de todo eso me ofreciste tus sentimientos, me hiciste una ruta digna de un lujo que ya quisieran muchos tener, me diste esperanza cuando saqué un aprobado raspado en el examen e incluso me protegiste de la muerte junto con tu amigo pelirrojo sabiendo el riesgo que conllevaba. Siempre dabas y nunca recibías nada de mí, bueno sí. - Corrigió. - Palabras de desprecio a principios de curso. Incluso desconfiaba de ti a principios de segundo, intentaste acercarte a mí pero te alejé como un idiota. Como dices tú: Juzgué el libro por su portada. Jamás quise darte una oportunidad a pesar de que te arriesgabas por toda la gente que había en el colegio.

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