Epílogo. 10 años después

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- No estoy segura de querer hacer esto, Clarke.

Decía una Lexa que iba por el bosque con los ojos vendados, siendo guiada por las manos de Clarke hacía un lugar que desconocía. La rubia no paraba de reir.

- Vamos, te encantará, ya lo verás.- la animaba Clarke.- Confía en mí.

Clarke había decidido celebrar el cumpleaños de la Comandante de una manera especial, alejados de todos, para que pudieran descansar y relajarse. Llevaban dos años en la Tierra y todos vivían en paz y con relativa tranquilidad. Habían tardado un poco más de lo previsto en descender, para asegurarse que era totalmente seguro para todos. Durante todos esos años, se habían asegurado que nadie de la Élite sobreviviese a los misiles. Y ahora, después de tantos años, podían decir que habían conseguido la paz que siempre anhelaron y la unión de los clanes, de los pocos que habían sobrevivido. Ahora todos eran un único pueblo que trabajaba de manera conjunta para prosperar en un mundo nuevo para ellos.

Muchas cosas habían cambiado en todos aquellos años. La primera era que Clarke y Lexa eran madres. Durante su estancia en la estación espacial, habían adoptado a una niña huérfana, nativa de Polis, que se había quedado sin padres y se había ganado el corazón de ambas. Se llamaba Donnie y ya tenía catorce años. Era una chica muy inteligente, alegre y con un gran corazón, tanto Clarke como Lexa, estaban orgullosas de ella. Lucía una melena negra que le llegaba a la cintura, ojos marrones y un tono de piel oscuro. A Lexa, le recordaba por momentos a Indra. También tenían a Jake gestado en el vientre de Clarke con un óvulo de Lexa. Habían seleccionado al padre de entre los amigos que se habían ofrecido voluntarios. Bellamy se había ofrecido pero había sido la misma Clarke que lo había rechazado, habría sido un tanto incómodo, aunque el moreno ya había superado la ruptura. Solo ellas sabían quien era. Jake contaba ahora con cinco años y era un pequeño diablillo que soñaba con ser un gran guerero en un futuro, aunque ya no había guerras en las que combatir. En el pequeño destacaban sus ojos verdes, tan profundos y hermosos como los de una de sus madres.

Les amaban profundamente a sus dos hijos, no obstante, Clarke había preferido celebrar cumpleaños de la Comandante, a solas. Ya tendrían tiempo de celebraciones con la familia y amigos. Detuvo su paso, llegando por fin, al destino que había elegido la rubia. Indicó a Lexa que se quitase la venda y así hizo.

- No guardo muy buenos recuerdos de este lugar.- comentó la castaña cuando pudo ver dónde Clarke la había llevado.

Era la gruta en la cascada donde Lexa la llevó cuando empezaron a caer bolas de fuego del cielo. Se escondieron allí durante toda la noche e hicieron el amor. No obstante, al despertar, Clarke se mostró avergonzada y distante con ella, estaba dolida porque Lexa le había hecho creer que estaba muerta.

- Bueno debes reconocer que el lugar es precioso.- intentaba convencerla Clarke pasandos sus brazos por sus hombros atrayéndola hacía sí.- Y aquí te recuperé.- susurró antes de planterle un fugaz beso.- Vamos, te prometo que borraré esos malos recuerdos.

Como era habitual, Clarke la convenció. Cuando entraron, la líder terrestre vio que Clarke lo había acondicionado para el momento. La cueva estaba llena de candelabros con velas dentro, protegiéndose del viento, y haciendo que se iluminase de manera tenúe. En uno de los lados había un lecho, compuesto por cojines, mantas de piel y una gran almohada. La rubia también había llevado la comida. El ambiente era precioso, Clarke había estado días preparándolo, seguro. La rubia se había quedado unos centímetros más atrás, dejando que Lexa observase todo con detenimiento. Cuando creyó que ya había pasado suficiente tiempo, se acercó por la espalda y la abrazó, apoyando su cabeza en la espalda de la castaña, durante unos segundos. Luego apartó, el cabello del cuello, dejando el paso libre entre su boca y su piel. Fue depositando sensuales besos por su cuello, haciendo para tu satisfacción de la rubia, que Lexa empezase a excitarse. Se volvió para la rubia y vio que tenía los ojos oscuros, desbordantes de deseo.

Un Mundo Nuevo [Clexa]Where stories live. Discover now