Capítulo 12. El ataque

72 6 0
                                    


Hacía cinco días que se había marchado y cada minuto que pasaba iba más su preocupación. Finalmente, había acatado la voluntad de Lexa y se había quedado en Arkadia, aunque ahora se arrepentía de no haberse marchado con ella. Esta espera estaba acabando con ella día a día, prefería estar en el campo de batalla. Con Lexa había marchado también Bellamy, por el que también estaba preocupada, y Harper. También habían ido Octavia y Lincoln. Estaba frustrada, ella debía haber ido con ellos, no tendría que haber dejado a Lexa que se saliese con la suya, se podrían proteger mutuamente. Sabía que la castaña estaba perfectamente capacitada para defenderse sola, era la mejor guerrera que había visto luchar, sin embargo, la guerra te hace vulnerable y en cualquier momento te pueden matar.

Clarke trataba de evadirse en la enfermería, pero hasta su madre veía que su mente no estaba allí y la había destinado a faenas poco importantes que no supusieran un riesgo para la vida de los pacientes. Se pasaba el día analizando muestras de sangres, curando heridas menores y vigilando las constantes de los pacientes más graves. Por las tardes iba hasta Raven que era la que estaba al cargo del equipo de comunicación para ver si a través de la radio le llegaban noticias, pero no había nada. Era como si se les hubiese tragado la tierra. Una tarde que estaba con Raven en su estudio, Kane se presentó allí, parecía bastante alterado.

- Nos atacan.- informó escuetamente con voz queda.

Ambas le siguieron hasta el exterior, donde Clarke observó que había gente nerviosa yendo de un lado a otro, preparando la defensa. Fueron hasta la muralla para poder observar con mayor detenimiento los hechos, le dejaron unos prismáticos y lo que vio dejó helada a Clarke. Una fila de puntos destellantes que identificó como hogueras se alargaba por todo lo largo del horizonte. Habían superado el campo de minas y ahora estaban muy cerca de los campamentos terrestres, seguramente en pocas horas los arrasarían y estarían a las puertas de Arkadia. Kane le explicó que las minas habían sido insuficientes para acabar con ellos, eran demasiados y aunque habían conseguido minar un poco las fuerzas enemigas, les superaban por mucho en número.

- Tenemos que abrir las puertas para que entren los hombres de Lexa.- dijo Clarke con la voz tomada por el miedo.- Será más fácil defendernos con ellos dentro, fuera morirán en minutos.

Kane estaba de acuerdo y ordenó a los guardias que abriesen todas las puertas para que los terrestres pudiesen entrar, lo antes posible. Fuera estaban perdidos, dentro al menos podrían ayudar en la defensa. Las siguientes horas fueron frenéticas, tenían que resguardarles antes de la llegada de las tropas de Aden. Por suerte, Lexa había dejado indicaciones claras de obedecer a Clarke en todo lo que ordenase y no se opusieron en nada. El segundo de Lexa, un tal Kuro, que había estado presente en aquella reunión cuando decidieron dar clases de lucha a los suyos, hizo las funciones de intermediario entre Clarke y los terrestres. Era ya noche cerrada cuando todos los terrestres estaban dentro de Arkadia, con sus tiendas y su armamento, lo habían conseguido a tiempo. No obstante, esa noche no dormirían, seguramente al día siguiente el enemigo estaría en las puertas de Arkadia e iniciaría el ataque. Tenían que ver cómo protegerse y aguantar. El problema radicaba en ¿aguantar hasta cuándo? Lexa estaba a saber dónde y aunque regresase se encontraría con un ejército que les superaba en número. Así que por mucho que le pesara, era mejor que no regresara porque al hacerlo le esperaba una muerte segura. Necesitaban el ejército de Roan, pero tampoco sabían dónde estaba y cuanto tardaría en llegar. Lo mejor que podían hacer era aguantar y tratar de repeler el ataque.

- Nuestro armamento no es suficiente para derrotarlos a todos, son demasiados.- afirmó resignado Kane.

Era noche cerrada y se habían reunido su madre, Kane, Kuro y la rubia alrededor de una hoguera que habían hecho en la plaza central de Arkadia. La población civil se había ido a descansar, mientras que los terrestres y los hombres armados de Kane se mantenían despiertos, durmiendo por turnos, esperando ser atacados en cualquier momento. El ejército enemigo rodeaba la ciudad y se habían establecido a una distancia media de Arkadia, lo suficientemente cerca para atacar en cualquier momento, pero lejos para no ser alcanzados por las armas de los suyos. Llevaban ya un par de horas sin realizar ningún movimiento, tratando de generar nerviosismo en ellos y lo estaban consiguiendo. Kuro que era el guerrero más experimentado que había allí, trataba de mantener a todos calmados, sabía que Aden no atacaría inmediatamente, primero trataría de minar la moral de los que se encontraban dentro de la fortaleza.

Un Mundo Nuevo [Clexa]Where stories live. Discover now