Capítulo 20

26.3K 1.7K 337
                                    


—Así que, ¿serías tan amable de contarme la razón por la cual andas en las nubes? —preguntó mi tía y se sentó en el borde de mi cama, sacándome de mis cálculos de química

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

—Así que, ¿serías tan amable de contarme la razón por la cual andas en las nubes? —preguntó mi tía y se sentó en el borde de mi cama, sacándome de mis cálculos de química.

—¿Ah? —susurré mientras dejaba de morder la punta de mi lapicera azul.

Mi tía me dio una sonrisa cálida y se sacó sus pantuflas, para traer sus pies hacia mi colchón.

—Qué quiero saber porque andas en las nubes. Estás muy pensativa y nunca había conocido esa fase de ti.

Nervios se anudaron en mi garganta y bajando las emociones que trepaban, carraspeé levemente, alejando mi cuaderno y libro de química.

—Pues porque estoy haciendo tarea, tía. —Me reí y mi voz me traicionó cuando sonó temblorosa y más como un aullido que a una risa genuina.

Ella achinó sus ojos hacia mí y se acomodó mejor en su puesto, tomando una de mis manos en las suya.

—No mientas, soy tu tía, te conozco como la palma de mi mano —me habló suavemente pero podía sentir el filo leve en sus palabras—. No debería darte miedo admitir que estás enamorada.

Qué. Demonios.

Abrí mis ojos como platos ante sus palabras y entreabrí mis labios, sintiendo como la estática de mi cuerpo crecía y un entumecimiento se apoderaba de mi piel.

—¿Qué? —grazné con voz ronca y congestionada, y ella solo rodó sus ojos.

—Te doy tu espacio pero eso no significa que no sepa que te sucede. Con solo percatarme como mirabas a Esteban hoy me bastó para saber que te sucedía. —Acarició mi mano con la yema de sus dedos y eso deshizo un par de nudos en mi estómago—. No hay nada de malo en admitirlo, no hacerlo no te hará menos valiente o te hará sentir menos desnuda.

La miré sin saber que decir y sentí hormigueos apoderándose de mi rostro, llevando olas de calor a su paso.

Sin que pudiera articular una palabra, mi tía se levantó y salió de mi habitación, no sin antes desearme buenas noches y darme su característica sonrisa cálida.

Me quedé viendo la puerta por minutos, procesando que había pasado y haciendo funcionar mi cerebro con sus palabras.

«No debería darte miedo de admitirme que estás enamorada.»

Claro que no me daba miedo admitir que estaba enamorada, ¿no?

Aun perpleja, tomé nuevamente mi cuaderno junto con mi libro, y me obligué a continuar con mi tarea de química.

«Con solo percatarme como mirabas a Esteban hoy me bastó para saber que te sucedía.»

¿Cómo miraba a Esteban? ¿Qué se suponía que significaba eso?

Deslicé mi lapicera por la hoja y seguí agregando átomos de carbono, según lo que explicaba en mi libro.

«No hay nada de malo en admitirlo, no hacerlo no te hará menos valiente o te hará sentir menos desnuda.»

Sentirse Viva (#1 Sentirse Viva)Where stories live. Discover now