Luego de la muerte de sus padres, tres años atrás, Hebe decide que es momento de comenzar de nuevo con su tía.
A miles de kilómetros de todo su pasado, el pequeño pueblo es todo lo que podría desear.
Nadie conoce quien es y por todo lo que pasó.
Com...
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Mi respiración falló y pude sentir como mis piernas se debilitaban bajo mi peso.
Sentí como mis sentimientos hacían su camino por mi cuerpo y todo a mí alrededor se desdibujó. Cada persona, cada detalle, cada objeto en el lugar, no pude enfocar nada de aquello.
Solo su mirada.
La peculiaridad de sus ojos me tenían anclada en mi puesto, sin poder hacer nada más que solo apreciar como, a pesar de la distancia, el color danzaba en su iris.
¿Qué hacía en la fiesta? ¿Por qué estaba ahí? ¿Por qué me miraba fijamente, sabiendo que me había estado evitando? Y ¿Por qué demonios seguía viéndolo?
Me sentía confundida por los sentimientos que se fundían en mi interior y por la reacción que tenía al verlo.
Debía acercarme hacia él y pedir respuestas. Respuestas concretas del porqué se había alejado. Porqué sentía que me evitaba como si fuese la peste.
Pero no podía hacer nada para salir de mi estado; mis piernas no respondían, mi cerebro no trabaja con normalidad, mis labios no se despegaban, las palabras se agrupaban en mi garganta sin poder salir.
Mi cabeza era un desastre y no podía acallar todos aquellos pensamientos que gritaban a viva voz lo que no quería escuchar.
Una realidad sorda para mis oídos, pero clara para mi cuerpo.
Me sentía en una bruma que cada vez crecía de densidad a mí alrededor, que estaba ensimismada en asfixiarme hasta quitarme el aliento. Mis palmas hormiguearon y esa sensación avanzó por todo mi cuerpo.
No supe cuánto tiempo estuve en ese estado, pero luego de lo que sentí minutos, él negó la cabeza mientras sus ojos brillaban con intensidad, y apartó su mirada con un suspiro.
Toda la electricidad magnética que había estado flotando a nuestro alrededor cayó con ese gesto de su parte, y toda la calidez que había envuelto mi cuerpo con ferocidad, se desvaneció en la nada.
Di un suspiro, sintiendo como todo en mí volvía a la vida. Cada control en mí.
Vi como su cuerpo se sacudía dos veces y luego de unos segundos, como desaparecía entre las personas, dándome la espalda y no volviendo su mirada hacia mi persona.
Su gesto me confundió y sin poder evitarlo, fruncí mi ceño mientras seguía viendo como su cabeza se iba alejando de mí.
¿Qué había sido todo eso?
Me quedé quieta en mi puesto viendo por donde se había ido, aun sintiendo como todos aquellos sentimientos abrumadores y feroces seguían enrollándose en el interior de mi cuerpo.
Vi aquel punto por tanto tiempo que sentí mis pies doler, pero no podía apartar mi mirada de donde estaba anclada.
