Luego de la muerte de sus padres, tres años atrás, Hebe decide que es momento de comenzar de nuevo con su tía.
A miles de kilómetros de todo su pasado, el pequeño pueblo es todo lo que podría desear.
Nadie conoce quien es y por todo lo que pasó.
Com...
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Amaba el invierno. Era mi estación favorita del año, lejos.
Poder escuchar la lluvia caer o verla a través de la ventana, mientras me acomodaba en una tibia manta con un té en mi mano era lo más parecido al paraíso.
Eso sí, si no me enfermaba.
Tenía la mala costumbre de enfermarme una vez al año, y cuando esto sucedía, me tomaba por casi un mes completo.
Hablar mal, tener la nariz tapada con mucosidad, toser y sentirse débil era lo peor, pero nunca antes había tenido la compañía de alguien mientras esto me sucedía.
Como ahora.
—Así que la profesora de química preguntó por ti hoy.
Maca se acomodó en la punta de mi cama mientras abrazaba una almohada con forma de balón de mariposa.
—¿Por la feria de ciencias?
Sumergí mi cuchara en mi sopa y tomé un sorbo. Asintió y una sonrisa divertida se formó en sus labios.
—Dios, tu voz suena tan rara que es casi imposible no burlarme. —Apresó su nariz en sus dedos y se acercó más hacia mí—. Con voz de gangosa.
Los chicos estallaron en carcajadas y yo intenté fulminarlos con la mirada, fallando estrepitosamente en el intento. Una risa brotó de mi pecho y salió más grave debido a lo congestionada que estaba.
—Cuidado, que Hebe puede atropellarte con su autl por burlarte de ella —imitó la acción de Maca y yo me reí, botando unas gotas de mi sopa en el edredón de mi cama.
—Nunca superaran eso, ¿cierto? —Ellos negaron, aun riéndose de sus palabras, y yo los miré divertida, terminando el contenido de mi plato—. Ya, concéntrense. ¿Qué dijo acerca de la feria de ciencias?
Limpiaron las lágrimas que habían comenzado a rodar por sus mejillas y tomaron varias bocanadas de aire, recomponiéndose.
—Que era en noviembre y que necesitaban comenzar a prepararse desde la vuelta de vacaciones de invierno —habló Ale mientras se estiraba en mi silla, al borde de mi cama—. Encuentro que es una exagerada como tú y que por eso se llevan bien.
Maca asintió.
—Estamos en Junio aún y tú deberías estar preocupándote de que tu cumpleaños se acerca, Hebe.
Rodé mis ojos y dejé el plato vacío en mi mesita de noche, estirándome en la cama al sentir cada músculo tenso al no haberme movido en todo el día.
—No sé quién es más exagerado de los tres. —Deshice mi coleta y la volví a arreglar, al sentir como estaba más floja de lo que normalmente me gustaba—. Aún queda mucho, es en Septiembre.
—El nueve, ya lo sabemos y también sabemos que necesitas hacer algo a lo grande. Cumples dieciocho. —Maca saltó en mi cama, con un brillo en sus ojos—. Tienes que emborracharte.
