Al mudarse, tu madre decide enviarte a la mejor Academia internacional del mundo. Allí descubrirás que no todos tienen los mismos tratos, y que tu respeto en la escuela se define por la Lista de los mejores alumnos.
Para tu desgracia, quedas en la p...
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Desde el momento que los había visto a los dos salir a través de la reja principal, sabía que tenía que sermonearte, pero no había tenido la oportunidad. Esa tarde, cuando por casualidad se relajaba observando tras los ventanales de los pasillos, no estaba muy seguro de que eras tú la que se escapaba, pero no conocía a nadie más que llevara una mochila tan llamativa y plagada de estrellas por todas partes. Para confirmarlo, en el recreo de la hora siguiente buscó a Feliciano en los pasillos y le preguntó por ti.
—¿Aurora? A la mañana estuvo en la enfermería y no fue a clases —respondió el italiano, haciendo puchero con los labios, apoyado en el marco de la puerta del aula—. Aurora se fija de que no duerma en historia, pero como no estaba allí... Me reprendieron tres veces, ve~
—¿Y Jones? —preguntó Ludwig con el semblante serio, aunque sintiéndose un poco culpable en el fondo. Aurora podría estar en la enfermería por algo de lo que debería preocuparse y él la estaba juzgando como si fuera una irresponsable.
—No vino —le confirmó Feli, levantando las cejas sorprendido ante la pregunta sobre el americano— ¿Por qué preguntas por él, Lud?
—Creo que los vi saliendo de la academia en horario escolar —le confesó, causando que Feli tirara una carcajada.
—Aurora no haría eso —negó, con su característica sonrisa tonturrona ylos ojos cerrados— ¿Estás bromeando, Doitsu? ¿O acaso estás celoso de que Aurora sea amiga de Alfred?
—¿Qué? Claro que no —gruñó él alemán con irritación, cruzándose de brazos—. Te hablo de algo importante.
—No te preocupes, Lud. A veces me da un poco de celos a mi también, ve~
—Tks...
El alemán se fue sin decir más, uniéndose al bullicio de pisadas que inundaban el pasillo y dejando a Feliciano con intriga. No tenía tiempo para lidiar con tonterías. Caminó hasta la enfermería para asegurarse de que estabas ahí. Pero al entrar, sólo se encontró con la dulce anciana, que atendía a los alumnos, firmando un par depapeles.
—Disculpe—se hizo notar Ludwig, causando que la pequeña ancianita, vestida de enfermera, levantara la mirada—. Esta mañana, ¿ha venido una chica llamada Aurora Newland?
—Lo siento, cariño. Pero hoy nadie a visitado la enfermería —respondió la mujer con voz rasposa, devolviendo la vista a sus que haceres.
Sus sospechas se habían confirmado, no sabía muy bien cómo sucedió, pero definitivamente, Aurora había desobedecido las reglas. Seguramente aquel chico, Jones, la había convencido ¡Si no es que te había obligado a salir! Conocía su problemático historial, no le sorprendía si era el dueño de la idea.
Prefirió no decirle nada a las autoridades del colegio y guardárselo para él mismo. Antes de actuar debía saber bien lo que ocurrió, pues no quería meterte en problemas.
