2 ◇ Jerarquía de clases

1.4K 127 285
                                    

Los días pasaron y no te quedó más remedio que aceptar tu posición en la escuela

Oops! This image does not follow our content guidelines. To continue publishing, please remove it or upload a different image.

Los días pasaron y no te quedó más remedio que aceptar tu posición en la escuela. Tu madre había ido a quejarse en vano, quedando como una loca con sus amenazas de que sacaría a aquella vieja de ese maldito lugar. Todo el colegio se enteró del rumor de "la chica tonta" que creía que podía ir a la Clase A así sin más, y el alboroto de tu madre no ayudó en absoluto. Sin embargo, no se podía hacer nada, seguirías asistiendo, pues era tu ultimo año y ya no había fechas de inscripción abierta en otros institutos.

—Relájese, Aurora-san—intentó calmarte Kiku dándote unas suaves palmaditas en la espalda—. Al ver sus notas en los exámenes se verán obligados a cambiarla de Clase tarde o temprano.

—Eso espero...—murmuraste frustrada. Te acomodaste en el banco de cemento, sentada en medio de kiku y Lugwig, mientras esperaban a que Feliciano volviera para la hora del almuerzo—. Mi madre piensa que le mentí y ahora quiere matarme.

—¡FELICIANO! —bramó Lud saltando de su lugar, sobresaltandolos a ti y al japones. Un montón de espagueti le cubría la cabeza y litros de salsa coloreaban su chaqueta azul en distintos sitios.

—Quería compartir mi pasta—lloriqueó Feli al ver su plato preferido desparramado por el césped. Su tupper había quedado vacío—. No pude evitar distraerme...—admitió, haciendo un mohín con sus labios, recordando que la causa de su tropiezo había sido detener su vista en ti por unos segundos. Desde que te había visto en el autobús, no podía sacar de su cabeza lo hermosa que eras, como las modelos de las pinturas del romanticismo, con tus mejillas rosadas y rellenitas, las cuales te tentaban a apretarlas. Y ya lo había hecho varias veces.

—No te preocupes, Feli, fue un accidente —intentaste calmarlo, mientras sacabas un pañuelo de tu bolsillo—. Más adelante puedes invitarnos a comer pasta en tu casa, con Lovino ¿Qué te parece?

—¡Buonna idea!

—Lud, ¿necesitas ayuda? —preguntaste, tomando el borde del cuello de la chaqueta del alemán para limpiarla, como lo haría una madre con su pequeño hijito—. Es mejor sacarla ahora antes de que se seque...

—Y-Yo... —balbuceó el alemán un poco nervioso. Nunca había tenido una chica tan cerca de sí, y mucho menos lo había llamado "Lud" con tanta confianza y en tan poco tiempo de conocidos. Bueno, Feliciano también lo hacía, pensó, pero él no contaba como chica... Mientras refregabas la chaqueta minuciosamente, se apartó—. No te preocupes, y-yo puedo solo. Vielen dank.

El timbre sonó, anunciando la hora del almuerzo y sin dejarte tiempo para preguntarte por qué Ludwig se había molestado. Los cuatro siguieron los caminos de adoquín hasta la puerta principal, acumulada de alumnos apresurados. Por suerte, pudieron encontrar una mesa vacía a pesar de toda la muchedumbre. Todos habían traído suficiente comida para compartir, así que no era necesario hacer cola para buscar una bandeja. Te habías quedado maravillada con el bento de Kiku, nunca habías probado comida japonesa y los onigiris del asiático lucían sabrosos.

Academia World (Hetalia x Lector/a)Where stories live. Discover now