22 ◇ Vuelta a casa

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Nota: Este es un capítulo sin editar

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Nota: Este es un capítulo sin editar.

Abriste los ojos con un movimiento aletargado, despertada por el rayo de sol entrando por las ventanas del living. Al principio no reconociste el lugar. Te sentaste en el sofá para escanear con ojos ansiosos tu alrededor. Notaste en el suelo una bolsa de dormir vacía y a su lado a Gilbert despatarrado del cansancio, babeando el cojín del que se aferraba como un niño. Una punzada de dolor en la sien provocó que te agarraras la cabeza con ambas manos. Tomar esas cantidades de alcohol había sido un error. No recordabas mucho de la noche anterior, salvo algunos retazos que preferías no tener rondando en tu cabeza. Pensaste en Arthur, en la discusión con Feliciano y ese beso en el que no estabas muy segura si había sido con él. Esa imagen te llevó a recordar la situación con Kiku y la culpa se presentó como una tormenta. Tu amistad con las chicas estaba rota a partir de ahora y no había manera de arreglarlo.

—Despertaste, petite ¿Quieres café?

Giraste la cabeza hacia la cocina al oír esa voz empalagosa. El francés te sonreía, fresco como una lechuga desde la otra punta. Llevaba un pijama platinado y el cabello recogido en un rodete. Apagó la hornalla donde se apoyaba la cafetera y sirvió la infusión en dos tazas sin esperar respuesta.

—Gracias —Te sentaste en el banquito de la barra— ¿Qué haces despierto a las seis de la mañana?

—Me despertó el hermano de Gil para que le abriese la puerta y no me pude volver a dormir, parecía muy estresado —respondió escudriñándote con la mirada—. Dijo que tenía una reunión urgente con los otros delegados por el exceso de alcohol en la fiesta.

Otra razón para que te matasen por quedar en esa condición deplorable. Diste un sorbo, agradeciendo tener algo caliente que no fuera vodka en el estómago. Francis te contemplaba con el codo apoyado sobre la mesada, parecía divertido con algo que se le había pasado por la cabeza. Miraste hacia otro lado avergonzada.

—Ayer me pasé de la raya... pero no me vas negar que tú también —lo acusaste.

Levantó una ceja confundido.

—¿Yo? No tomé nada.

—No me refiero a eso. Ya sabes, lo del armario... estuvo mal —lo reprendiste— ¡Le tienes que decir a tu novia que estuviste conmigo!

Se echó a reír ante tu actitud catastrófica.

—Le da igual —respondió con calma—. Cómo a mi me da igual que ella haga lo mismo.

—No me voy a comer esa mentira, Bonnefoy.

Se encogió de hombros, restándole importancia. Tomó un poco de café y se entretuvo eligiendo una galleta casera de la canasta.

—Nuestros límites en la relación, con Jean me refiero, son diferentes.

Te quedaste en silencio, considerando sus palabras.

Academia World (Hetalia x Lector/a)Where stories live. Discover now