19 ◇ Semana complicada - Parte 2

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Nota: Este es un capítulo sin editar

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Nota: Este es un capítulo sin editar.

Hasta ese día creías que tenías todo controlado. Si no estabas en el colegio, te quedabas en tu casa sumergida en los estudios. Sin pensar, como en piloto automático. Esa era la solución que habías encontrado para evadir cualquier preocupación o pensamiento relacionado con tu padre. Te había resultado fácil los primeros días, acumulando poco a poco cada emoción, como una nueva liga para la enorme bola de problemas que acarreabas. Sin embargo, también habías olvidado que cuando te excedías y la bola se convertía en un mazacote de elásticos, cualquier roce podía terminar con latigazos.

Bajaste las escaleras desperezándose con el pijama todavía puesto, desprendiéndote de la modorra con un bostezo perezoso. Por la noche, Noah había corrido a tu habitación asustado, escurriendo entre tus sábanas. Lo apretujaste entre tus brazos hasta calmarlo, cantando una canción de cuna que terminó por dormirlos a ambos. Por primera vez en la semana pudiste dormir aunque sea unas horas seguidas, sin sueños que te perturbasen en mitad de la madrugada con la presión alta y sudando a mares. A pesar de ello, te sentías intranquila, pero intentaste no prestarle atención.

El reloj en la pared del comedor marcaba ya el mediodía. Los rayos dorados entraban sin impedimento a través de las ventanas descubiertas. Un día demasiado radiante para ser Halloween. O Inglaterra en general. Se habían olvidado de cerrar las cortinas y las persianas. En el pequeño ventanal de la entrada, se veían las hojas frente al jardín de la entrada, cubriendo el camino de losetas hasta la calle. Más tarde deberías pasar el rastrillo, luego de realizar las demás tareas pendientes.

Cualquiera creería que había pasado un torbellino dentro de la casa. Los platos sucios amontonados en la pileta de la cocina, los juguetes de Noah desparramados en la alfombra del living, incluso detrás del retrete habías encontrado un auto de plástico. Aprovechaste para lavar la ropa que se había amontonado en el canasto y mientras, le preparabas el desayuno a tu hermanito, que, despertando ante el ruido de tu pasos por la casa, bajó las escaleras corriendo.

Mientras revolvías los huevos en la sartén y Noah miraba los dibujos animados, esperándote en la mesa redonda del comedor. Unas pisadas provenientes de la escalera anunciaron la figura encorvada de tu madre en la cocina. Con una mano se masajeaba la espalda, probablemente a causa del dolor que le provocó sentarse en las sillas de plástico duro del hospital por demasiadas horas. Se paró a tu lado alargando el cuello, para pispear qué había para comer. Giraste la cabeza para saludarla con una sonrisa, sin quitarle las manos de encima a sartén y la espátula. Las ojeras oscuras y voluptuosas le daban un aspecto avejentado a su rostro. Por falta de tiempo y ganas, había atado su cabello con un broche así nomás, resultando en un peinado desprolijo.

—¿Entras más tarde hoy? —preguntaste, intentando no pensar mucho en el aspecto agotado de tu madre.

Dejaste los huevos sobre el plato de Noah, que masticaba como ratita una tostada de salvado, sentado en canastita sobre la silla.

Academia World (Hetalia x Lector/a)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora