Capítulo 38

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Las residenciales estudiantiles eran todo lo que las películas y las series muestran, pero al mismo tiempo diferente. Al caminar por el vestíbulo, me sentía como en un lugar extraño. Quizás porque siempre había querido estar en un lugar así, quizás porque me estaba sintiendo sola.

Encontré rápidamente mi cuarto: luego de subir la escalera al tercer piso, doblar hacia la derecha y avanzar hasta el fondo. La puerta con el número 306 era mi habitación. Mía, de nadie más, porque por azares del destino no tenía compañera de cuarto, lo cual en cierta parte me agradaba.

Como ese día no tenía nada más que hacer que familiarizarme con el campus, me puse a ordenar mi habitación y a decorarla de forma que se pareciera un poco a la que tenía en casa, pero más bonita aun. Dispuse mi ropa en el armario y pegué algunos afiches y fotos en las paredes.

Cuando acabé comencé a sentir hambre. Salí del lugar y busqué algún sitio donde vendiera comida. Acabé encontrando un Starbucks a unas cuadras del campus. Pedí un café y un sándwich y comí.

Recorrí un rato el parque que había y luego regresé a mi habitación. Encendí mi computador y me conecté a la red de Wifi de la Universidad. Busqué a Eleanor en facebook y conversamos un rato. Dijo que había almorzado en mi casa y que estuvieron todo el tiempo hablando de mí, lo cual me hizo sentir bien, en cierta parte. Al menos no me habían olvidado.

Cuando ya se empezó a hacer de noche, volví a salir con rumbo a Starbucks. Pedí lo mismo que antes y comí sentada junto a la ventana. El lugar estaba prácticamente vacío y las pocas personas que había parecían ajenos a todo lo que pasara a su alrededor.

Volví a la residencial y la recorrí, realmente la recorrí. Pase por todos los pasillos, por la cafetería y las salas de estudios. También entre al área de descanso y a la biblioteca. Al terminar entré en mi habitación, y me metí a la cama. Al día siguiente empezaría mis clases y no quería quedarme dormida.

***

Conforme pasaron las dos primera semanas, comencé a sentirme más a gusto; ya tenía un grupo de amigos al que recurrir para lo que fuera. Las materias de este año eran más prácticas que en semestres anteriores y me estaba gustando aun más mi carrera.

Un jueves, llegamos al salón donde siempre teníamos “Administración en Enfermería”, pero la puerta estaba cerrada y había un cartelito donde estaba escrito que nos dirigiéramos a la sala C211.

-¿Eso es en el edificio C? – pensé en voz alta.

-Sí,  es donde están siempre los de ingeniería. -me respondió Alex, un compañero.

-¿Tienen un edificio propio? – pregunté sorprendida.

-A suerte de ellos –se rió él.

-Que alguien me explique cómo es que nuestra facultad no tiene un edificio que sea solo de nosotros – alegó Amie, una chica pelirroja con la que me junto a diario.

-Algún día, yo lo sé – Alex le dio una palmada en la espalda. –ahora vamos antes de que quedemos afuera.

 ***

Era la primera vez que entraba al edificio C y creó que fue notorio, las chicas me molestaron porque según ellas había quedado boquiabierta al ver a tantos hombres. Eso es lo que deben de pensar los chicos al ver a los de mi carrera: muchas mujeres.

Cuando acabó la clase, todos comenzaron a salir del salón. Yo me quedé esperando a Amie, quien se demoraba en guardar sus cosas. Aun no entraban los de la siguiente clase, por lo que no me preocupé tanto.

I never thought you'd be mine //n.h//Donde viven las historias. Descúbrelo ahora