Psychopath

3. Pueblo sin nombre

Saura

El viaje duró casi un día completo. Al llegar al pueblo sin nombre no se veía ni un alma.

Baje del carro.

-Saura ¿a dónde vas? - pregunto mi mamá con un aire de preocupación, se notaba que el lugar no era de su agrado.

-Tranquila, mamá. Solo dare un paseo. Los alcanzare en la casa - Trate de tranquilizarla con eso, pero al parecer no funcionó.

Con una expresión de preocupación en el semblante asintió. Al cabo de unos segundos ya no podía divisar el auto.

Empecé a caminar sobre el sendero terroso y me invadió un escalofrío que recorrió todo mi cuerpo.

Pude ver a 3 niñas de almenos 6 años saltando la cuerda. Todas tenian trenzas y llevaban vestidos hasta la rodilla. Había algo curioso Las tres tenían puestas unas máscaras algo... tetricas. A lo lejos vi a una señora de espaldas. Por el físico pude calcularle unos 30 años. Se volvió hacia mi dirección. Otro escalofrío. Su cara estaba cubierta con una máscara de gas y tenía manchas de algo que parecía sangre en su delantal blanco.

Seguí avanzando. A medida que conocía más el pueblo más me arrepentia de haberme bajado del auto. El lugar era algo extraño. De eso no cabía duda.

Vi a papá afuera de la que debo suponer era la casa. A comparación de las otras en las que he estado esta era imponente. Tenía almenos 3 pisos de altura. Era de un color entre verde y gris. Enorme... y aterradora.

-Saura, ¿que opinas del pueblo? ¿has hablado con alguien?

Creo que papá no veia el mismo pueblo que yo, ¿notará acaso las personas que hay aquí?

-Es... lindo - mentí para no hacer sentir mal a papá, aunque la verdad no tenía idea de porque había escogido este lugar para vivir.

-Que bueno que te haya gustado. Espero que duremos más en esta casa que en las anteriores.

<<Por favor, no>>

Le dediqué una falsa sonrisa a papá y entré a la casa.

A pesar de parecer una casa del siglo antepasado era... bonita, los techos eran altos, y los candelabros muy elegantes. Era como volver a las epocas de los palacios.

Empecé a recorrer la casa. Me topé con una habitación enorme, llena de cuadros antiguos y espejos inmensos. Baje por las cajas y las llevé ahí. Seguí recorriendo la casa y me topé con una puerta cerrada con candado. Tomé un trozo de madera que había cerca y golpee el candado. Detrás de la puerta había unas escaleras desgastadas. El sotano.