CAPÍTULO XIV

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Ese mal imperdonable

Livia me hace pasar, y solo tiene atenciones para mí, una de sus sirvientas me acompaña a una habitación donde está humeando mirra e incienso, el olor me marea, es desagradable.

La esclava me pide que aguarde, Livia hace una entrada dramática, tiene en su mano la imagen de Hecate, " mi señora, la estaba esperando, tengo todo preparado".

"Estás segura bruja, que va a dar resultado? No te equivoques, yo seré la primera en hundir mi daga en tu cuello".

"Mi señora, no hubo semilla que haya vivido, con la fuerza de la gran Hecate, y unas pociones que el mismo Pan prepara, no fallaré".

"Eso espero bruja!"

Primero tomo un baño, luego me unge con aceites y por último bebo un té de sabor rancio y fuerte, aún más que el vino.

Lo trago apenas y me arde la garganta unas nauseas terribles me atormentan, el dolor de cabeza me desmaya.

Cuando despierto, estoy bañada en sudor, el vientre me arde, como si una hoja afilada me penetrara una y otra ves. Necesito vomitar, todo me da vueltas, y ese dolor insoportable, la sangre comienza a trazar su camino entre mis piernas, el líquido tibio humedece mis paños y moja el camastro, el olor a metal oxidado es fuerte.

Afuera, la esclava de Livia, Uru, habla con un sirviente de Tiberio, " la señora duerme, mi ama le ha descubierto un mal de ojo y solo debe estar con mujeres hasta que este se cure."

Me alivia la mentira, por lo menos nadie sospechará.

Me quejo y lloro, la esclava entra y me da ese té infernal nuevamente, la cabeza me va a estallar, mejor que esto funcione.

Es tanto el dolor en mi vientre, Cómodo, este hijo tuyo me está arrancando las entrañas, digno hijo de su padre.

Por la mañana amanesco con serios dolores, bañada en sangre, Uru se apresura a cambiar las ropas, "ya está saliendo mi señora", Livia es anunciada, mira las ropas manchadas de sangre y se apresura a limpiarme, " el niño no era muy grande, ya ha salido, solo queda el resto de la sangre, pronto se sentirá mejor y no se acordará de nada".

Me estoy vistiendo, aliviada, cuando la guardia de Tiberio entra, " maldita ramera, tú y tu amante compartirán destino," dice, y al ver la cama manchada de sangre parece no entender, luego de un segundo desenvaina su espada, toma mis cabellos y dice " eres la encarnación del mal Fedra, como pudiste, ese hijo, era mío?, contesta antes de que te reúnas con Caronte"! El frío filo del metal hiere mi cuello, estoy débil, y el alivio que sentía se esfumó para dar paso al miedo.

Río, con maldad y bronca " es tuyo Tiberio, y me deshago de él porque debe estar infectado de tu egoísmos y mediocridad", miento.

Su rostro se desencaja, es la ira personificada.

Toma mis cabellos y el frío de la espada acaba con mi vida.

Cuando te vuelva a ver#wattys2015Donde viven las historias. Descúbrelo ahora