CAPÍTULO XIII

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El odio que sembré

El amor que me envolvía se fue apagando, y se fue transformando en un frío sentimiento de odio, ira y soledad.

Soy Carmen de nuevo, reconocí esa sensación de soledad que necesitaba atención de cualquier tipo y forma.

Camino pensando en como abandonar a mi marido, ese monigote, que pese a su fortuna, no tenía ninguba gracia ya, solo dinero.

Esa noche me iría con los caballos, el carruaje, las joyas y todo el dinero que pudiera tomar.

Me cambiaría el nombre y conseguiría un esposo más joven, y porqué no más rico.

Yo lo valgo , y merezco disfrutar mis años de juventud.

Menos mal que no pudo embarazarme, ja, hubiera estado atada a él y su estúpida familia.

Paso por la biblioteca y escucho la voz triste de ese hombre, entrecortada y patética decir," si Carmen me abandona, mi vida no tiene sentido, de que sirve el dinero y lo demás, si solo ve un mueble más cuando me mira, la amo, de verdad la amo."

Por un momento, casi caigo en esa función de teatro barata, pero yo no soy así, la compasión no existió en mi vocabulario jamás, y nunca me arrepentí de ello. Siempre hice lia que quise, tomé todo lo que la vida me ofreció, usé todo y a todos y la suerte estuvo de mi lado cada vez.

Camino al patio, junto al aljibe me detengo, miro mi reflejo en el agua, y por un instante, creo ver otra imagen, no lo entendí, fue muy fugaz, era mi rostro, sí, pero ligeramente cambiado, más tierno, más dulce. Puede ser que mi cabeza este jugándome una mala pasada, esta casa, esta gente ....

Pensé un minuto en ello y luego lo olvidé completamente, después de todo, comenzaba ya mismo, mi nueva vida.

Ese desprecio se sintió muy fuerte, era casi palpable, la oscuridad me envuelve nuevamente,soy un espíritu oscuro, amargo, obsecivo, pero esta vez,me invaden sensaciones, lluvia de sentimientos resentidos, ególatras ; camino sin ver nada.

La ira me enceguece, es una sensación que me inunda, como si estuviera a punto de explotar.

Hace calor , la arena se cuela en mis sandalias, y ese maldito sol, acabará con mi blanca piel.

Es lo que pienso y es lo que estoy mirando, un largo, huesudo y blanco brazo.

Mi vestido bordado azul, con una faja dorada, pulseras y aros denotan mi alcurnia, pero no me acompaña ninguna esclava , para qué, solo son unas chismosas, correrían a contarle a Tiberio, mi esposo, lo que tenía planeado hacer.

La casa a la cual llegué, era de Livia, la bruja del lugar. Una vieja, que en tiempos de Claudio, fue esclava de su esposa Mesalina, pero cuando esta fue ejecutada por Claudio, se dijo que Livia había traicionado a su señora con brujería y así consiguió con estos medios, que Claudio le otorgara la libertad.

Desde entonces atendía mucha clientela, la mayoría, pertenecían a familias Patricias, pero eran visitas clandestinas, un secreto a voces. Sabía como cortar con el estado de preñez y era una artista de las pócimas y los venenos.

Desde que conocí a Cómodo,un alto general de la guardia personal del emperador ; estoy en las nubes, es tan atento, tan seguro de sí, posee el cuerpo lleno de cicatrices de batalla, dejar de sentir esta embriaguez, la manera de tratarme, su aspereza.

Me enloquece, pero no puedo dejar que este embarazo siga, si Tiberio lo supiera sabría que no es suyo y me despreciaría como esposa, y si Cómodo lo supiera querría alejarme de Tiberio para que sea solo suya.

No, ni hablar, no dejaré de ser una noble para ser la concubina de un general.

Lo haré a mi manera......

Cuando te vuelva a ver#wattys2015Where stories live. Discover now