XVII. You are so close but still a world away.

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Lo primero que ve, en cuanto abre sus ojos, es una alta y difusa figura.

—No deberías estar acá. — escucha, y pronto se da cuenta que aquella voz proviene de la figura que se haya al frente. El tono de esa voz es casi infantil e irreconocible. No sabe a ciencia cierta quién es esa persona, dónde se encuentra ni tampoco la hora qué es. Lo poco que puede recordar son eventos que no poseen algún sentido. Intenta enfocar su vista a su alrededor, y cuando está a punto de girar su cabeza, un dolor en su cuello hace que se detenga y se encoja en su lugar.

—Hey, te estoy hablando. — dice nuevamente esa figura. —Carajo, qué asco...

Un escalofrío recorre su espina dorsal, cuando intenta alzar su cabeza. El dolor es indescriptible y tan fuerte, que suelta quejidos. Intenta inspirar repetidas veces, haciendo que sus sentidos despierten de una maldita vez, y trata de amainar aquel dolor. Es entonces, cuando un olor en particular llega hasta sus fosas nasales, en que a su mente aparecen las memorias perdidas. Son un montón de imágenes que se atiborran, formando una historia y línea temporal hasta llegar a este momento. Involuntariamente, Peggy suelta un gruñido siendo más consciente del hedor a descomposición que se desprende de aquella figura frente a ella. Su naturaleza amenaza con desmembrar a esa mujer con un inusitado odio que de pronto, la tiene gruñendo sin saber cómo detenerse. Tampoco es como si pudiera evitarlo, la verdad.

La extraña da un par de zancadas hacia ella, haciendo que su asqueroso olor se haga más notorio en cada paso. El picor en sus extremidades sólo le indica que está a punto de transformarse. Pero Peggy no quiere, porque si lo hace, todo terminará mal esta noche. Y está tan cansada de pelear que no puede soportar otro enfrentamiento. No cuando, además, esa extraña apenas parece una adolescente.

—No voy a pelear contigo. — dice ella, reuniendo todas sus fuerzas para luchar contra esa innata repulsión que le tiene a esa criatura. —No vine a pelear.

—Oh, sí lo hiciste. — responde la de cabello negro, cruzándose de brazos y arrugando la nariz por lo nauseabundo que puede ser el olor a perro mojado. —Como sea, ¿cómo puedo decírtelo...? Largo. Este pueblo no es territorio de ustedes. Vete. Estoy siendo comprensiva, ¿es qué no lo entiendes? Otro ya te hubiera asesinado.

—Estuviste a punto de hacerlo. — gruñe Peggy, ordenando sus pensamientos y emociones que están a punto de dispararse si es que no los detiene ahora. Ha recordado el por qué le duele tanto el cuello: la extraña estuvo a punto de dislocárselo. Una gotita de sudor escurre por su rostro, producto del gran esfuerzo que está haciendo para no lanzarse nuevamente a una batalla sin sentido. Ese no es el objetivo por el que se adentró a aquel territorio tan prohibido para los de su raza, y tampoco, lo que nadie necesita. Observa cómo la pálida muchacha hace una mueca de disgusto en su rostro. Las ramas de los árboles crujen por el viento nocturno. —Vine pa-

—Sí, bueno, no me interesa. — le interrumpe, y antes de que pudiera replicar; la voz de aquella desconocida suena tan demandante y amenazadora que la hacen ponerse en alerta. —No deberías estar acá.

Y sus ojos, cuando conecta su mirada con la ajena, parecen ser tan rojos como la sangre.

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Tony mete las manos en los bolsillos de sus vaqueros negros y raídos mientras camina por los pasillos vacíos del instituto el lunes por la mañana. Extrañamente el clima en Hollow Town es frío y, fuera de lo usual en primavera, el día es gris. Las nubes cubren el cielo casi en su totalidad, ocultando los rayos del sol que iluminan el pueblo y resplandece en el cielo. Él camina sin presión, esta vez los grandes audífonos cuelgan de su cuello, sin reproducir ninguna canción. Aún está demasiado somnoliento como para escuchar algo de su reproductor de música. Suelta un bostezo y se cubre la boca con pereza. Cada paso que da es lento y tranquilo, más por el sueño que porque de verdad se sienta así de calmo. Intenta estirarse, pero los músculos están tan agotados que apenas y puede. Él no estaría así si es que Jarvis no le hubiera negado su café matutino. De verdad, ¿cómo podría sobrevivir a la mañana en este estado zombie? El anciano es un desconsiderado.

AU. ❝I'm not over you just yet❞ ✘ WinterIronDonde viven las historias. Descúbrelo ahora