VIII. Nothing seems as pretty as the past though.

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Son las yemas de los dedos, recorriendo y tanteando las hebras castañas. Es un movimiento suave y tranquilo. Que calma su respiración y la turbulencia de los pensamientos, que relaja su cuerpo ahora laxo. Es sosiego, es paz. Y es, en efecto, una caricia.

« Hold me close and hold me fast »

Es el efecto que crea la brisa primaveral de la mañana, y es la melodía que expulsan sus labios carmesíes. La delicadeza de la voz que se transforma en murmullos dedicados sólo a él, el mensaje que esconde tras esas líricas que profundizan en su ser y lo llevan, al menos por unos segundos, al sueño perfumado. Al escape, a esa imagen. A esa niñez. Evocando el único recuerdo que no tiene espinas.

« The magic spell you cast

This is la vie en rose.

When you kiss me heaven sighs

And though I close my eyes

I see la vie en rose »

Es, en definitiva, el recuerdo de su tía Peggy de cuando era pequeño. Aquella reminiscencia que está grabada en su mente, la que serena sus pesadillas y lo remontan a esas mañanas y atardeceres, en donde caía rendido al cariño que le entregaba la mujer y se lo negaban sus padres. Una memoria que emerge de lo más profundo de su subconsciente muy pocas veces, pero que cuando lo hace; le recuerda a Tony que los sueños existen. Y que detrás de las penumbras de las pesadillas y el dolor, hay algo más.

Pero a pesar de ello, prefiere no arriesgarse a saber qué lado de la moneda caerá cuando cierre los ojos. El costado donde se encuentra esa mujer o el otro, donde la oscuridad lo abruma y ya no hay sueños ni luz, ni verdades ni realidad. No hay tiempo, ni aire ni felicidad.

Y es por eso que él prefiere no cerrarlos.

—Mierda... ¿Alguien está vivo?

Cuando Tony vuelve de la inconsciencia, le duele la cabeza como el infierno. Y también el cuerpo, por supuesto, como si un camión le hubiera pasado por encima. El mundo, de pronto, ya no es como el lindo y bonito sueño que había tenido. Ahora da vueltas sin control. Como si no quisiese detenerse. Algo le revuelve el estómago y lo marea, y lo peor es que él sabe el motivo. Es la maldita resaca. En todo su puto esplendor. Suelta un gemido lastimero, mientras estira su cuerpo hacia un lado en la superficie sorpresivamente suave en la que se encuentra.

Sin embargo, fue una mala elección.

Tony no puede evitar la caída, aunque quisiera. Su rostro impacta contra el suelo, provocando un fuerte sonido en la habitación. Banner se levanta inmediatamente de la cama, mirando hacia todos lados claramente desorientado mientras que Strange suelta una maldición: —¡Joder, Anthony! ¡Respeto para a los que nos duele la cabeza!

La voz de Strange es más molesta de lo normal. Incluso si ésta es profunda, para Tony sólo es un chillido agudo que le revienta el oído. Él relame sus labios y hace el intento de tragar saliva. Tiene la garganta más seca de lo usual y quiere morir. La reseca es espantosa, el peor de los males. A nadie le desearía semejante sensación que se tiene cuando el mareo es una tortura y lo único que quieres es vomitar, pero no puedes porque tu organismo simplemente no ha decidido hacerlo durante estos segundos. Banner suelta un bostezo alargado para cuando Tony se da media vuelta y queda de espaldas en el suelo, observando el techo de su habitación, que gira y gira y gira, una y otra vez sin cesar.

AU. ❝I'm not over you just yet❞ ✘ WinterIronWhere stories live. Discover now