37° Bajo cualquier circunstancia

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No puedo ni mirar a Matías a los ojos

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No puedo ni mirar a Matías a los ojos. Nos cruzamos en la entrada a nuestras respectivas habitaciones y antes de responder a su saludo me encierro. Me meto a la cama con ropa y zapatos y me envuelvo en mi edredón como hacía cada noche al regresar del hospital a mi casa vacía.

Matías golpea la puerta y mueve la perilla intentando entrar. Cierro mis manos con fuerza en el edredón y dejo que me envuelva hasta el rostro, quitándome el aire, sumiéndome en una reconfortante sensación de protección.

Los golpes en la puerta son más fuertes y seguidos, de pronto se detienen y se oyen gritos, muchos gritos. Henry y Matías discuten. No escucho con claridad lo que dicen mas no lo necesito para saber de qué hablan.

Todo está mal.

Soñé con mamá

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Soñé con mamá. Rara vez lo hago. No recuerdo como lucía, tampoco que hacía, solo sé que soñé con ella.

Dormir en la tarde de manera tan profunda me da dolor de cabeza. Con las piernas pesadas cual sacos de arena salgo de mi habitación para encontrar la sala iluminada con las luces artificiales del techo.

Matías se levanta del suelo, ha estado todo el tiempo sentado junto a mi puerta esperando que saliera.

—Emma tenemos que hablar. —Me roza el brazo con los dedos en un intento de agarrarme. Yo lo empujo con toda la fuerza que tengo, regresándolo a su lugar contra la pared.

Ojiplático vuelve a avanzar hacia mí y estiro mi brazo para mantener la distancia.

—¡Tú lo sabías! —le reclamo, por su mirada perdida en algún punto inexacto de la pared sé que sabe de qué le hablo—. ¡Sabías que la otra mujer era mi madre y no me lo dijiste!

—¿Para qué te lo iba a decir? Lo que tu madre y mi padre hicieron es problema de ellos no nuestro. No tenía por qué atormentarte con eso. ¿Cuál hubiera sido el fin?

—¿El fin? El fin era saber la verdad. Tu madre te abandonó por culpa de la mía.

—No, mi madre tenía todo el derecho de dejar a mi padre, pero no tenía por qué abandonarme a mí. Eso no tuvo nada que ver con tu madre. No empieces a culpabilizarla, estabas mejor sin saber nada.

Por tu amor al ArteOnde as histórias ganham vida. Descobre agora