Medicación

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Me paso los días medicándome:

contra la alergia, que en verano irrumpe

y cuyas tormentas borran recuerdos

y sagaces miradas de locura.

Las pastillas del olvido

ya no me hacen más que recordarme

y las puestas de sol me reconocen

que están enfermas de ser siempre iguales.

Me medico ante la incongruencia del mundo,

de la falsedad y los malos augurios,

de las lluvias amarillas y los vagos momentos;

del terror de las cenizas en las copas de los árboles.

Supongo que todavía no he encontrado el remedio perfecto.

El que sana corazones marchitos,

el que refuerza al alma del poeta;

y le hace escribir desamor cuando está enamorado;

y enamorarse de la propia poesía de unos labios.

Sigo buscando el remedio que me ayude

a olvidar; aunque sin querer pasan los días

y me olvido hasta del mismo olvido

y de la forma de olvidar.

Sigo buscando esos labios en las avenidas de los sueños,

en el refugio de las auroras boreales

y de las zarpas del destino

y no los encuentro.

Y me sigo medicando,

Medicando...


En clave de poesíaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora