Il mío amore perdido y otras cantatas olvidadas [IX]

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Me muero por aquellos besos

prófugos, eternos, malditos,

carceleros, excitantes, marchitos,

que dejaste en el andén

de los recuerdos

antes de que pasara el tren.

Querría recuperarlos,

guardarlos todos en una cajita,

sellarla bajo llave,

amarlos y odiarlos una vez más.

Eres mi fruta del Edén:

prohibida pero deliciosa;

un dulce manjar

cuya sola presencia

hace daño y alivia las penas:

cicatriza con sal,

calienta con hielo

y muere con vida eterna.


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