Capítulo 28. Solsticio de Verano

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Unos murmullos despertaron a Thaly en el Hospital

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Unos murmullos despertaron a Thaly en el Hospital. La cabeza le dolía una barbaridad, y la habitación daba vueltas a su alrededor como en una ronda. Cuando su vista se adaptó a las brillantes luces de la habitación, y ésta dejó de girar, se atrevió a reincorporarse un poco. En el sillón de enfrente estaban Val y Sai, apachurrados en posiciones muy incomodas, en un sueño pesado. Tenían ropa limpia y nueva por lo que podía ver.

Con la cabeza más despejada dio forma a las frases que la despertaron. La puerta de la habitación estaba entre abierta.

—Se pondrá bien señor Adams —decía una voz femenina—. Solo debe descansar, recibió un gran golpe en la cabeza, pero la inflamación ha bajado en un gran porcentaje.

Más murmullos que no comprendió.

—Sí, el Doctor dijo que era posible que con un traumatismo tan fuerte no recuerde que fue lo que pasó en el accidente. Pero es una suerte de que este viva, y una más grande que la hayan conseguido a tiempo.

Unos segundos después, la enfermera se alejó y otra voz entró en la conversación. La reconoció de inmediato.

—Enrique, Elia, ¿como sigue Thaly? —preguntó André fingiendo no haber obtenido esa respuesta de la enferma segundos antes.

—Gracias por venir... —dijo Enrique; Thaly escuchó unas palmadas en la espalda de alguno— Está mejorando, la enfermera dice que la inflamación ha disminuido en un setenta por ciento.

Thaly se acomodó en la cama tratando de espiar por la rendija de la puerta. Solo alcanzó a ver la espalda de su padre

—Pero ¿despertó?

—Aún no —dijo Enrique apesadumbrado.

Elia contenía un sollozo. Un falso sollozo reconoció Thaly.

—¿Y Samantha? —preguntó André.

—No ha llamado, no creo que sepa lo ocurrido. Y bueno... Thaly tampoco sabe... –Enrique masajeó su cuello mientras negaba con la cabeza— No sé cómo se lo diremos, está tan delicada, no... —su voz se quebró— no sé qué pasará cuando se lo digamos.

André colocó su mano sobre el hombro de Enrique y apretó con fuerza.

—Es una mujer fuerte Enrique, lo soportará. Y Samantha se comunicará, y en cuanto lo sepa regresará.

—Eso espero —dijo Enrique.

—Es una suerte que los muchachos hayan estado allí para sacarla del auto.

—Bueno, no la sacaron, cuando la consiguieron ella estaba fuera. Creo que quizás logró salir antes pero no tenía la energía suficiente y se desplomó.

—Ujum... una suerte de verdad —dijo André con falsa comprensión.

Las ideas comenzaban a formarse en la cabeza de Thaly.

Gemas de Poder: Sobrevivir Con PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora