Capítulo 22. Regresos y Reencuentros

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—¿Y bien?... —exigió Enrique—. No te atrevas a mentirme jovencita, que seré viejo pero no estoy ciego, ni soy estúpido.

La voz furiosa de su abuelo la puso nerviosa.

—Ehm si, —le respondió mirando los pasos en medio del vals— ¿cómo te enteraste?

Su abuelo soltó una risotada ante la cara de Samantha.

—¡Abue! Me asustaste, pensé que estabas molesto —le reclamó.

—No... —respondió   Enrique— pero no podía perderme la oportunidad de gastarte una broma. ¡Debiste haber visto tu cara!

Enrique estalló en carcajadas mientras Samantha se negaba a seguir bailando. Cuando el abuelo se calmó, siguieron bailando.

—No me respondiste abuelo, ¿cómo te enteraste? —preguntó de nuevo.

—Thaly lo odia, ese fue uno de los indicios.

—¿Y los otros indicios?

—Sai lo odia.

—No creo que lo odien — dijo riendo Samantha.

—Bueno, quizás no Thaly. Pero Sai si lo odia.

—¡Abuelo!... No lo odia.

—Está bien, lo estima en un modo que quiere arrancarle los ojos para que deje de mirarte así.

—¿Así como?

—Como si tú fueras lo único que existe —declaró sorprendiéndola—. Es buen muchacho, ya lo querrán también.

Con un giro sutil, Samantha dio dos vueltas y para su sorpresa ya no era su abuelo quien la sujetaba, era Sai. A su espalda, Enrique conversaba con Ythan que la miraba de soslayo atento a todos los movimientos que ambos daban.

—¿Dónde aprendiste a bailar tan bien? —preguntó sorprendida por los giros que le daba Sai.

—No hay mucho que hacer en el orfanato y Val suele ser muy insistente cuando quiere algo —confesó riendo—. ¿Y dejaron de molestarte?

—Jamás, ellas viven para eso. Pero le estoy dando un poco de su propia medicina.

—¿Ythan y tú...? —se atrevió Sai, aunque no pudo terminar la pregunta.

—Si... pero no sabía cómo decírtelo. Perdóname.

—Pensé que yo era tu amigo.

—¡Claro que lo eres! —exclamó alarmada perdiendo el tiempo del baile.

—Entonces no tienes que ocultarme nada.

El silenció quedó tendido entre ambos, un silencio donde ambos reconocían el cambio de las circunstancias. A pesar de eso Samantha divisó una línea triste en su semblante.

—Le gustas a Amber, la rubia —Samantha intentó iniciar un nuevo tema.

—Tendrá que atraparme primero, y soy bastante rápido.

—¿Prefieres a Dorothy?

—Te prefiero a ti.

Sai frenó el baile cuando la balada terminó y le susurró.

—Jamás desistiré contigo, no me importa Ythan.

Y le dio un beso en la mejilla acompañado de una gran sonrisa.

De inmediato Ythan se acercó a ellos para su turno de baile y Sai le entregó la mano de Samantha, no sin antes guiñarle un ojo.

Ythan la miró por un momento, permitiendo que su mirada la invitara a bailar y que ella aceptara. Cuando Samantha logró salir de la sorpresa que habían causado las palabras de Sai, le dedicó una sonrisa y fue todo lo que necesitó Ythan para estrecharla contra él. Ella apoyó su cabeza en su pecho y escuchó el martilleo acelerado de su corazón, tan desbocado como el de ella. El mundo entero dejó de existir. Todos miraban a la familia Adams bailando; algunos padres querían imitarlos con sus hijos, pero estos se negaban avergonzados. Los profesores y directores en cambio se sentían felices porque consideraban un exitazo la graduación. Animados, uno de los profesores sacó a bailar a Thaly; Enrique ya bailaba con Val, y Sai con Elia.

Gemas de Poder: Sobrevivir Con PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora