Capitulo 3. El Hombre Milagroso (Segunda Parte)

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Samantha no recuerda un helado más grande que el que se comió aquel día. Después del helado fueron al parque a caminar un poco, y después al Centro Comercial donde aprovecharon de comprar unas blusas nuevas para ambas. Regresaron a la casa bien tarde en la noche. Samantha se caía de sueño así que llegó directo a dormir; Thaly sin embargo, dijo que les preguntaría a los Abuelos por cómo había ido la cena de ellos.

Samantha se cambió la ropa, lavó sus dientes y en cuanto su cabeza tocó la almohada cayó en un sueño pesado. Primero soñó que estaba de regreso en el parque con su mamá, que ambas corrían hacia los columpios, se mecían cada vez más y más alto, y entonces Samantha salió volando por los aires y cayó en una extraña posición en el piso. Al reincorporarse se dio cuenta que además de algunos raspones en sus manos y piernas, se había lastimado su cuello, le dolía una barbaridad. En el sueño empezó a llorar pero su mamá acudió a su lado, la cargó en sus brazos y la acostó sobre una de las mesas del parque.

La mesa tenía alrededor velas, olía a incienso, menta y canela. Creía haber visto a sus abuelos, pero no podía estar segura porque una luz blanca iba creciendo en su campo de visión cada vez con más de intensidad, haciendo difícil que pudiera ver algo; solo escuchaba la voz de su mamá diciendo que todo iba a estar bien, que ya le dejaría de doler, y de repente la luz blanca iluminaba todos los rincones de su conciencia, y luego, como quien apaga un interruptor, llegó una oscuridad absoluta.

Samantha despertó bañada en sudor, ligeramente temblando y evidentemente asustada. No podía volver a conciliar el sueño. Le dolía el cuello, seguramente no de la caída del columpio, sino de estar durmiendo en una posición poco convencional en la cama. Ella nunca fue una niña de tener pesadillas, y las pocas que había tenido eran tan irreales, que una vez despierta podía luchar con el miedo que le había generado. Pero esta pesadilla la sentía muy real, la voz de su mamá, sus caricias, el dolor del cuello, los olores, los colores. La posibilidad de que hubiese sido real fue lo que la mantuvo despierta el resto de la noche.

Gemas de Poder: Sobrevivir Con PoderesWhere stories live. Discover now