Capítulo 9. De tal palo... Tal astilla

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Las clases eran más difíciles de lo previsto, no solo estaba atrasada por ser una tardía sino porque debía leer mucho material y mucho más rápido de lo normal. En más de una clase Samantha había quedado asombrada cuando el resto solo se aburría y su asombro solo complicaba las cosas, pues sentía la necesidad de leer mucho más para saciarse, cosa que nunca lograba hacer; cada libro de energía implicaba conocimientos distintos, historias, técnicas, en realidad su mundo Noide había cambiado por completo, el mundo Energético surgía por encima de él pues la Ley Energética estaba presente en todos los avances humanos.

Mientras los humanos filosofaban sobre las ruinas druidas, los Energéticos sabían que había sido un loco Energético enamorado; mientras los Noides presumían de su tecnología, los Energéticos se reían empezando por el hecho que fue por culpa de un niño Energético que estos descubrieran la pólvora.

Pese a lo fascinante que eran los estudios Energéticos para Samantha, había una materia que odiaba y era Historia Energética, no por su contenido, sino por sus compañeros. En efecto, Sai y Val la buscaban con puntualidad a la hora de la salida, los dos únicos días que la impartían a la semana, pero eso no implicaba que siempre pudieran acompañarla a todos lados.

Mientras disfrutaban el descanso entre clases, Sai y Val buscaban un aperitivo en el comedor y Samantha decidió ir a la biblioteca de la universidad a regresar unos libros. En el camino Markus se encargó de continuar con sus estúpidas bromas haciendo levitar sus libros hasta la basura.

Markus no la dejaba en paz, parecía esperar que ella se encontrara sola para molestarla. «Es como si la estuviese vigilando» le comentaba Sai a Val. Una vez Samantha estuvo a punto de perder el control cuando Markus destrozó en mil pedazos un informe que había pasado toda la noche anterior redactando. La profesora no tuvo de otra que colocarle cero en la asignación, mientras negaba decepcionada. Cuando regresó a su puesto y tomó el lápiz para seguir escribiendo, quemó parte del cuaderno de forma accidental. Por fortuna nadie vio el incidente.

Otra mañana en el comedor, Samantha terminó con la blusa manchada del jugo de Sai y parte del Sándwich de Val en los zapatos. Tuvo que sujetar muy fuerte a sus amigos para evitar que tomaran represalias contra el grupo de Bullkens que reían al otro lado del salón.

—La verdad es que son bastante infantiles —decía Samantha— pero no sé, aún no termino de entenderlo. Es como si....

—Como si quisieran sacarte tus casillas, más que solo molestar.... –decía Val.

Samantha palideció por el camino que estaban llevando sus pensamientos y los descartó. No necesitaba más preocupaciones de las que ya tenía

La historia de Val y de Sai era muy distinta. Ambos se estaban destacando en sus estudios, tenían una gran energía por separado y en conjunto. Insistían en ayudar a Samantha, y ella aceptaba de buena gana para que no consideraran sospechosa la negativa constante. Las lecciones de control de energía que le daba Val resultaron muy provechosas pues, después de varias prácticas en su casa, se atrevió en la clase de Levitación a levantar un objeto con su energía, fingiendo dificultad.

Las malas notas prácticas que estaba obteniendo Samantha solo contribuían a su frustración académica, pero no cambiaba ni un solo minuto del que pasaba con sus amigos para practicar. En su casa no sabían nada de Markus, al igual que nunca se habían enterado de los abusos que sufría en el colegio Noide, aunque sospechaba que su abuela podía saberlo porque seguía en contacto con sus profesores.

—Me dicen que lo estas intentando pero que te falta mucho —decía Elia y Samantha se enfurruñaba—. Ten paciencia mi niña, cuando aprendas a controlarlo bien podrás destacarte como siempre.

Gemas de Poder: Sobrevivir Con PoderesDonde viven las historias. Descúbrelo ahora