♠ Capítulo 35: La calma antes de la tormenta

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Para empezar yo planeaba pasar este día de una manera muy distinta, pero el deber llama a veces. Ya empaqué todas mis cosas, ya guardé la mayoría de mi ropa, boté lo que no servía y compré las cosas que probablemente necesitaría para mi pronta mudanza a la casa de mi padre, pero en vista de mí impecable comportamiento la vida se encargó de restregarme en la cara que los que hacen sus deberes temprano no obtienen una recompensa, solo sacan más trabajo.

Yo planeaba recostarme en la hamaca y tomarme una cerveza, con el calor que ha hecho luego de año nuevo es realmente agradable refrescarse mientras se observa a la gente freírse desde el balcón, luego de eso miraría alguna buena película en el cable, comería sobras, bebería más cerveza y finalmente me acostaría temprano.

Pero… ¿Qué es lo que estoy haciendo?

Espero en el registro civil para sacar un montón de papeles que necesito para poder matricularme en la universidad. Una maravilla.

Miro mi número de atención: 69

Miro el número en pantalla: 27

Va a ser una larga, larga, larga, espera.

De cualquier manera no puedo quejarme, los últimos sucesos después de la llegada de Lorena han sido bastante agradables, no es que esa mujer y yo nos estemos llevando de maravilla, solo hemos encontrado un punto de paz donde simplemente nos miramos con odio hasta que alguna cambia la mirada o en su defecto pestañea, he tenido que comprarme lágrimas artificiales por la resequedad en mis corneas, pero aun así todo ha estado tranquilo.

Alex estaba en lo correcto, Lena se ha pasado por el departamento tanto que ya hasta vive con nosotros, duerme en el cuarto de Gabriel y Gabriel duerme en el sillón. Según la princesita no le gusta dormir acompañada, según yo  cuando todos dormimos se arranca al cuarto del vecino. No tengo pruebas pero mi sentido arácnido me lo dice.

¡Veintiocho, veintinueve, treinta! Grita una de las chicas que atiende y ruego que los números avancen así de rápido, pero una señora se levanta y dice no escuchar cuando la llamaron, tiene el numero veintitrés ¡Se supone que deben avanzar no retroceder! Boto aire exasperada, detesto hacer filas o esperar turnos.

Pienso entonces en la conversación que Alex y yo tuvimos hoy en la mañana. Aparentemente le dirá la verdad a Gabriel mañana no sin antes conversarlo largamente con Lena hoy, incluso la invitó a almorzar a algún restaurant caro—porque la princesa no come cualquier cosa tampoco—para ponerse de acuerdo de cómo van a manejar a Gab. En mi opinión no creo que se lo tome tan mal. Si yo tuviera una hermana—y la tengo—estaría feliz que Alex fuera su novio, es prácticamente el mejor tipo que conozco, maduro, inteligente, con futuro, algo cascarrabias pero nada que tres semanas de claustro no suavicen. Aun así Alex insiste que se armará una grande después de esto y que lo más probable es que va a tener que buscar un nuevo lugar donde mudarse, según yo, exagera.

Mi teléfono suena repentinamente y lo cojo sin ver la pantalla, la voz de Gabriel me saluda alegre y a mí se me escapa una sonrisa tonta. Si mi yo de hace tres meces estuviera acá seguramente me daría una buena patada en las nalgas.

—¿Cómo vas con el tramite?

—Ni me lo preguntes, parece que estaré esperando una semana.

—Suerte con eso. Llamaba para avisar que saldré así que no te sorprendas si no estoy cuando llegues.

—¿Para dónde vas?—pregunto casi por costumbre. Por alguna razón extraña desde hace algunos días Gab y yo nos llamamos solo para decir donde estamos. Primero fue él quien llamó para avisar que estaba donde su primo Diego, luego yo llamé para contarle que estaba comprando una maleta nueva, y así los últimos cuatro o cinco días.

El departamento de salvadorWhere stories live. Discover now