Capitulo 29 parte 1

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—    Alex nunca he tenido nada contra ti, pero estás en el lugar erróneo – decía James acercándose a un Alex casi inconsciente por la descarga – el fin justifica los medios.

—    James me das risa – Elisa un tanto mareada hablaba – en serio me das mucha risa – reía irónica solo como ella siempre sabía hacer, molestando enormemente a James – te has convertido en el típico villano filosófico, sabes cómo acaban siempre según las películas. Vencidos, muertos, simplemente ve al grano ¿qué quieres?

—    Creo que sabes lo que quiero.

—    ¿Cómo te convertiste en un psicópata? Parecías tan normal, incluso me caías bien, pero resultó que odiabas a Chace, que me odiabas a mí, incluso Alex con quien supuestamente mejor te llevabas de nosotros lo tienes aquí con el propósito de matarlo, pero después que hagas lo que quieres hacer, es decir después que me violes y nos mates a Alex y a mí, que quedará para ti. ¿Te matarás también? Porque creo que es preferible eso, después que logres tu cometido solo estarás perdido y lo sabes. Al igual que todos estos tontos que te acompañan – decía mirando a aquellos hombres fornidos que solo observaba.

—    No eres tan inteligente Elisa – sonreía – no sabes cuánto tiempo llevo planeando esto, desde el preciso instante que te comprometiste con Chace.

—    Pero en ese momento no teníamos idea de que vendríamos aquí. Ahora mismo no dejaran que ningún avión, avioneta o helicóptero salga de aquí, mucho menos cualquier yate, estás perdido James y todos ustedes también, porque los magnates no precisamos de la policía y la justicia, sabemos cómo ejercer la justicia por nuestra cuenta y les advierto no es tan  divertida – aquellos hombres titubeando comenzaron a mirarse unos a otros, estaban ahí por la buena paga, pero todos sabían que de atraparlos estarían en graves problemas.

—    Nadie te está buscando Elisa – James quitándole las cadenas de los pies hablaba – Chace y Liam murieron en la catarata, lo siento por Liam es mi amigo, pero dejarlo vivo solo habría supuesto un estorbo en el camino – Elisa lo observaba como no creyendo nada, aunque por dentro tenía mucho miedo de que aquello fuera cierto, Alex por su parte no podía asimilar lo que James decía, si él estaba ahí atado sintiéndose tan mal, no dudaba que las palabras de James no fueran mentira, intentaba deshacerse, se retorcía, pero era imposible – y Ian bueno su hermano iba a encargarse de él.

—    ¡Eric! – el cuerpo de Elisa comenzó a temblar, podía no creer en James, pero sabía que Eric tenía tanto odio dentro de sí qua acabaría a Ian en la primera oportunidad.

—    Sí, él mismo. ¿Ahora me crees? – desataba las matos de Elisa, ella estaba tan débil y mareada que apenas y podía mantenerse en pie – como lo ves estás sola, nadie te busca y nadie lo hará – la tomaba por la cintura acercándolo a él.

—    Soy Elisa Lubensky idiota – pisando su pie lo alejaba – nunca saldría sin estar protegida – de inmediato tomó aquella cadena que colgaba de su cuello, tenía un dije realmente pequeño, era un camafeo en forma de calavera, siempre lo llevaba con ella, era la única joya que se permitía cargar, al abrirlo una lucecita se encendió – ahora ya me buscan – dijo sonriendo.

—    ¡No! – James estiró la mano para quitárselo, pero ella se apresuró a arrancar la calavera de la cadena y tragársela. James comenzó a intentar obligarla para que abriera la boca.

—    Ya me lo tragué, si quieres ábreme la barriga  para sacármelo. En solo cuestión de minutos estarán aquí, yo siendo ustedes correría – se sentía realmente mal, en cualquier momento caería desmayada, respiraba con dificultad y todo era bastante borroso.

—    No le hagan caso – gritó.

Pero los cuatro hombres tomando fuerte sus armas comenzaron a correr para irse de ahí. James les gritaba que era unos cobardes, Elisa en toda su confusión observaba atenta el camino que los hombres tomaban, no sabía dónde esa maldita cueva pudiera tener una salida, ahora sin embargo ya sabía exactamente a donde debía correr para salir de ahí. Cansada observó a Alex a la distancia, sus miradas se encontraron, ella entendió lo que su mirada le quería decir, claro que ese medallón no había avisado a nadie, había sido el regalo de cumpleaños que Alex le había dado cuando ella tenía solo 7 años, estaba obsesionada con las calaveras, y él obligado por su madre a comprarle algo a Elisa había decidido regalarle esa calavera pequeña, dentro podía poner las fotos de aquellos que odiaba, aunque al abrirla una luz se encendía, una luz que hacía más tétrica los ojos y la boca de aquella calavera, su madre lo había regañado por escoger un regalo tan inapropiado, pero a Elisa le había encantado, era una niña y no hacía más que abrir la calavera a cada instante y hacer ruidos raros. Elisa en varias ocasiones había recompuesto la pila que emitía la luz del dije, y siempre lo llevaba consigo, ahora daba gracias de haber tenido aquel medallón, había logrado convencer a todos que ese era un dispositivo que le dio la señal a alguien para que la buscaran, ahora estaban solo con James y sabía dónde estaba la salida.  Sin embargo huir aún no estaba fácil, porque ella estaba tonta debido a aquello que James le había inyectado y Alex estaba atado a esa silla del infierno.      

Envenenado de tiDonde viven las historias. Descúbrelo ahora