Envenenado de ti

Capitulo 1

—Buh —gritaba mientras abrazaba por la espalda a Liam.

No había visto a sus amigos durante todo el verano. Ahora no se escaparían de ella, pese a ser ya unos chicos universitarios.

—Elisa ¿Cuánto tiempo sin verte? — decía Alex.

—Díganme que me extrañaron estas vacaciones, díganmelo — decía juguetonamente.

—Para nada. Por el contrario hicimos un complot para que no supieras a donde nos fuimos de vacaciones —hablaba Chace recostado en un árbol un tanto lejano del grupo.

—¡Ay! Mi tierno y dulce Piolín, no sabía que habías derrochado tanto esfuerzo e inteligencia en alejarme de ustedes, pero no te sirvió porque siempre supe que estaban de vacaciones siendo arrastrados por las paradisiacas olas de Australia. Solo que no tenía ganas de playa, así que no fui. Y díganme ¿a cuantas chicas le partieron el corazón? O ¿alguna se lo partió a ustedes?

—Tal vez lo primero, nada que ver con lo segundo —decía Ian — ¿y tú? ¿Le partiste el corazón a alguien o viceversa?

—Ja, ja —Chace reía en grande —. Si eres malo Ian, qué clase de pregunta es esa ¿Elisa partiéndole el corazón a alguien? Ni en broma, al menos que sea de forma literal — continuaba riendo —. Esa araña a quien le va a gustar.

—Y que malo que a Chace no se lo llevó un tiburón blanco de esos que son tan famosos en Australia —mencionaba Elisa fingiendo cara angelical.

—Eso te habría encantado tanto—decía irónico.

—No sabes cuánto.  

—Cuando entenderás que nosotros somos universitarios y tú eres de la secundaria, no cabes en nuestro grupo —enfatizaba a centímetros de su oreja.

—Tú cuando entenderás que nunca me iré, además Piolín eres la menor de las razones por las cuales estoy con ustedes.

—Ya dejen de pelear, siempre que comienza un nuevo año es lo mismo. Elisa es nuestra amiga desde la primaria — intervino Ian dándole un abrazo —, y eso Chace lo tiene bien claro, es solo que le hace falta una novia, tú sabes para quitarse el mal humor.

—Nada más lejos de la realidad — Chace tomó su bolso —. Me voy, algo que deberías hacer tú araña ¿acaso no tienes clases?

—Sí, tengo que ir a lidiar con el analfabetismo, vanidad y mediocridad. Nos vemos renacuajos —. Tomó sus cosas y comenzó a correr a gran velocidad por el campus.

—No te vendría mal ser un poco femenina — gritaba Alex.

Elisa solo sacó el dedo medio de su mano derecha y continúo.

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—Ella siempre está sola, se le ve muy ruda, da miedo —señalaba una chica rubia de rosadas mejillas y de tez delicada.