C i n c u e n t a.

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¿Qué demonios?

Phineas la estaba besando y era tan raro. En primer lugar porque lo había considerado su mejor amigo por muchísimo tiempo, y en segundo porque no le disgustaba. La segunda razón era la más peligrosa, su mejor amigo de toda la vida la estaba besando y ella no sabía si tomarlo del cabello o tomarlo del rostro para profundizar el beso.

La buena noticia fue que no necesitó tomar una elección. Jhon se encargó de retirar a Phineas de Katherina utilizando todas sus fuerzas.

– Eso es jugar sucio, Phineas.

Kath esperaba alguna pelea ridícula, pero eso no sucedió; y en parte se alegraba.

– Katherina, ¿estás bien? Parece que vas a vomitar.

– Ja, ja. Muy gracioso – respondió Phineas molesto.

A Katherina no le quedó más remedio que echarse a reír. Que situación tan divertida e inimaginable.

Los chicos la observaron como si estuviera loca, pero continuaron caminando junto a ella. Phineas un poco incómodo por la situación. Le había dado un beso a la chica de la que estaba enamorado y ella sólo se echó reír. ¿Será que ella va a elegir a Jhon? ¿Por qué no? Sinceramente él es el chico perfecto, pensó.

– Miren, ahí viene Jonathan – indicó Katherina.

Ambos chicos sintieron una punzada de celos, hace algunos días ella estaba loca por el futbolista estrella.

– Katherina – gritó Jonathan cuando la vio y casi corrió a saludarla.

Jhon y Phineas pusieron los ojos en blanco cuando los amigos se abrazaron. ¿Más competencia? 

Después de descubrir todo lo de la libreta, Jonathan abrió los ojos. Esa libreta había sido su salvación, pero sólo había pedido cosas materiales. Kath lo convenció de ya no escribir nada y deshacerse de esa libreta ya que sólo traía graves consecuencias a la vida de los chicos. Al menos dejaron que lo que estaba escrito se quedara, por lo que Jonathan seguía siendo el fuerte y guapo atleta que todos conocían.

– ¿Nos vemos más tarde? – le preguntó Jonathan a Kath, haciendo que los otros dos chicos se ahogaran con su propia saliva.

– Claro, nos vemos – respondió ella sonriente y agitó la mano.

Jhon y Phineas dedicaron a la chica una mirada de desaprobación.

– Tranquilos, sólo quedaremos para tirar la libreta al mar –  les informó –. Y tal vez le pida que vayamos por helado.

La chica se encogió de hombros mostrando una sonrisa mientras los chicos echaban humo por los oídos. 

Comenzó a caminar y no pudo aguantar la carcajada que vino después mientras sus amigos la seguían.



Hola, hola. Un millón de disculpas por la tardanza. Mi vida ha sido un caos, y ahora que estoy por graduarme de la uni aun más. Espero que disfruten el último capítulo. Trataré de subir el epílogo lo más pronto posible. Aprovecho también para decirles que estoy pensando en una segunda parte, aún no tengo definido sobre qué pero me faltan cosas por plasmar ya que los capítulos los hice cortitos.

Gracias por leer. :*

La libreta mágica.Donde viven las historias. Descúbrelo ahora