La libreta mágica.

V e i n t i s é i s.

- Oye genio, olvidaste algo - le indicó Phineas a su amiga mientras ella lo miraba con ojos interrogantes -. No sé jugar fútbol.

Ella sólo sonrió para responderle:

- Genio, tenemos una libreta mágica.

El chico se dio una bofetada mental por olvidar ese detalle.

- Es extraño - murmuró Phineas -. Es como si la libreta supiera quien está escribiendo. Y cuando escribimos sobre alguien más, sabe exactamente de quién hablamos.

- Terrorífico - asintió Katherina.

Los amigos estaban esperando el autobús. Se iban en uno diferente, ella en el que iba hacia el norte y él hacia el sur, más cerca de la playa. Qué suerte la de él.

- El viernes deberíamos comer en tu casa para ir a la playa - le sugirió Kath a su amigo.

- Sí, es buena idea.

El autobús de Phineas llegó primero y tuvo que despedirse de su amiga.
Un chico se acercó a Kath sigilosamente, por eso ella lo notó hasta que él estuvo frente a ella.

- ¡Hola! - le gritó.

- Ah - la chica dio un salto -. Me asustaste.

- Lo siento. Sólo venía a pedir tu dirección para ir a tu casa para tus clases de matemáticas, ya se acercan los exámenes finales...

Ella suspiró y le pidió un papel y una pluma para darle su domicilio, no le quedaba de otra que pasar tiempo con aquel tonto.

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:)

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- Hola, Jhon - saludó Kath en cuanto vio a su compañero de pie frente a su casa.

- Hola, falsa nerd - le respondió él y entró sin esperar invitación.

Katherina lo siguió por la sala, agradecida de que su madre no estuviera para ver los pocos modales del chico.

- ¿Falsa nerd? - le preguntó ella haciendo una mueca a espaldas de Jhon, quien inspeccionaba la casa.

- Actúas como nerd, te vistes como si lo fueras pero - se giró a verla-, en realidad no sabes nada.

- Matemáticas es la única materia que se me dificulta - se defendió ella frunciendo el ceño.

- Y matemáticas es lo segundo que sé mejor - presumió el chico.

- ¿Cuál es lo primero?

- Dah... El fútbol - el chico rodó los ojos.

- Venga, no te traje para que hablaras. Comienza con los números.

Kath rodó los ojos también y suspiró, ésta sería la tarde más larga de su vida.