Blue » Niall Horan {Deep colours #1} |NO EDITADA|

Capítulo 5.

NIALL

El coche se encuentra parado frente a la casa, y el hombre de las gafas de sol no pierde ningún detalle de lo que hago o dejo de hacer. Espero ansioso a la llegada de Ari, ¿cómo coño una mujer puede tardar tanto en cambiarse de ropa? No lo alcanzo a comprender. Muerdo las uñas de mis dedos nervioso, como se demore más voy a tener que sacarla de ahí como sea. 

De repente, escucho unos pasos detrás mía y me vuelvo para mirarla.

—¿Por qué llevas tacones? —pregunto. Así va a ser difícil que corra.

—No tengo otra cosa. Te recuerdo que no me dejaste ir a mi casa.

—Bien.

Cojo su mano y la llevo rápidamente al garaje. Sé que le cuesta correr pero va a tener que resignarse si no quiere que la atrape. Porque eso es lo que el tío del Porche quiere hacer. Ambos caminamos a paso rápido, aunque ella no pregunta el porqué, cosa que me extraña. Siempre tiene que controlarlo todo.  

Miro al extraño hombre, el que está empezando a arrancar el motor. Listo para la persecución. 

Abro rápidamente la puerta de la cochera y escojo el coche más rápido: el Bugatti.

—¡Corre, sube! —le grito a Ari tras adentrarme en el coche y arrancar.

Ella, extrañada obedece y se sienta en el lugar del copiloto. Ata su cinturón y acto seguido conduzco fuera. Una vez en la explanada, me dirijo a la carretera y acelero rápidamente. Ari se sobresalta y me observa con miedo, pero yo la ignoro. Miro por el retrovisor por si el tío nos sigue, y efectivamente, lo hace. Y cada vez está más cerca.

—Hay que joderse. —maldigo en voz baja, volviendo a observar por el retrovisor.

Piso el acelerador con mi pie, y poco a poco, por la recta carretera, voy alcanzando los cien. Tengo que conseguir despistarlo, y con esta velocidad lograré mi objetivo. Observo como Arianna se agarra a su asiento, asustada. Su rostro palidece y apenas puede articular una palabra del miedo. 

Ciento cincuenta.  

Vuelvo a observar el coche que corre tras nosotros. Se va haciendo más pequeño debido a la lejanía. Sonrío triunfante. 

Ari mira hacia atrás para ver qué ocurre, y para mi desgracia, se da cuenta de lo que está pasando y se vuelve hacia mí, furiosa.

—¿Quién es ese tío? ¿Por qué nos persigue? ¿Estamos en una jodida persecución?

Tanta pregunta me agobia y me pone de los nervios. Estoy hasta los cojones de que formule tantas preguntas cuando sabe que no las voy a contestar. Piso el acelerador aún más, descargando mi enfado en él. La velocidad me relaja. 

Doscientos.  

Ari empieza a sollozar, el miedo la posee y a decir verdad me siento un poco culpable, pero si no salimos de esta le pueden hacer daño, y no puedo permitirlo. Básicamente porque lo prometí en su momento.

Disminuyo la velocidad y giro a la izquierda, donde nos da a otra carretera. Sé a qué lugar tenemos que ir para que no nos encuentren.  

Arianna cierra los ojos, los que de ellos caen varias lágrimas. La adrenalina recorre cada centímetro de mi cuerpo y me hace disfrutar. Me dirijo al bosque que poco a poco se va haciendo visible conforme llego a él. El paisaje que aparece por las ventanas no se puede distinguir, ya que vamos a una alta velocidad, y en cuanto paro frente a la arboleda, puedo disfrutar de las vistas.