¿Me arriesgo a seguir un impulso?

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JACK

Sentía tanta impotencia, sabía que no podía hacer nada por ella, salvo estar a su lado y esperar. Quería gritarle por lo que había hecho ¿Cómo dejarla hacer algo semejante? pero ahora ella me sonreía y cantaba, llegué a pensar que el dolor le había hecho perder la cabeza.  La levanté en brazos y ella hizo una mueca, no sabía cuánto mal podría llegar a hacerle una de esas puñaladas a una mortal.

- Hay un cuarto en el segundo piso, Jack - me dijo Norte - llévala a allí.

Asentí y sin decir más me fui con Sia en brazos, cuando estuvimos lejos del oídos de los demás me digne a mirarla.

- Podrías haberte matado - le dije serio. Cuando la vi clavarse ese cuchillo sentí tal desesperación que me preguntaba por qué no había ido volando y se la había sacado de las manos en el mismo instante que la vi.

- La hoja no podía dañarme realmente - me dijo ella, pero yo miré la mancha negra en su ropa - y esto es un simple juego mental - todo su cuerpo se estremeció y permaneció en silencio un segundo, seguramente conteniendo las ganas de llorar -. Si Ella te atrapaba tu no correrías la misma suerte. 

Llegamos al cuarto que Norte me había indicado, todavía me sorprendía la cantidad de lugares que me quedaban por conocer de ese taller. La habitación era pequeña, pero estaba bien, había una cama de madera, un sillón enorme de terciopelo rojo, un hogar, un pequeño ropero y un escritorio de madera sencillo con una silla a juego. La lámpara de techo colgaba sobre nosotros, aunque entraba suficiente luz por la ventana de vidrio de colores. Acosté a Sia en la cama y me senté junto a ella.

- ¿Qué fue lo que Ella te hizo? - me preguntó.

No podía hablarle de Bianca, no después de que ella se haya sacrificado así por protegerme. Tenía que aceptarlo, ella era parte de mi pasado, igual que mi familia, lo que ya había perdido no lo podría recuperar.  Ahora tenía que preocuparme por Sia.

- No mucho más de lo que te hizo a ti - le respondí. No quería hablar de eso.

Ella volvió a buscar mi mano e hizo una sonrisa.

- ¿Sabes que puedes decirme lo que sea, verdad Jack?

Cerró los ojos un momento y en su rostro apareció una mueca, aunque ya era evidente que el dolor era mucho menor. La puerta se abrió para dejar lugar a Meme y Hada, ambos se veían muy preocupados. Sia se sentó en la cama (con mi ayuda) y les hizo una sonrisa.

-  Jack, Norte quiere hablar contigo afuera - dijo Hada antes de sentarse en la cama junto a Sia. Hadita revoloteo a su alrededor. Ella apenas hizo una sonrisa que enseguida se apagó. Meme se acercó a ella y le preguntó si estaba bien, aunque como Sia no entendía Hada tuvo que hacer de interpreté.

Salí al corredor pero no había nadie, seguí hasta la sala del mundo, allí estaban Conejo y Norte, discutiendo.

- ¡Esto es una locura y tienes que detenerlo ahora! - exclamaba el canguro fuera de sí. Antes de que me vieran me pegué a la pared y agudicé el oído.

- Y dime tú como hacerlo si tan fácil te parece - le recriminó Norte -. ¿Tú crees que ella se querrá que la hagamos a un lado ahora? ¿Realmente piensas que lo aceptará? Vira ya sabe de ella, ya no está segura en su hogar.

- Es una mortal, desde un principio me opuse a esto solamente por su seguridad pero claro ¡Nadie escucha al Conejo!

- Simplemente habríamos retrasado algo inevitable, ¿O crees que Jack habría dejado de verla?

El silencio invadió la habitación unos segundos, me habría gustado ver la cara de Conejo en ese momento, pero quería la conversación era mucho más importante.

Me llamo Jack Frost, ¿Y tu?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora