Un poco de nieve no molesta a nadie.

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JACK

Me llevó unas horas, pero para cuando el sol apareció había creado el perfecto día nevado. Esa era mi especialidad. Ahora solamente tenía que esperar, nadie resistía un día nevado. Me senté en la plaza principal, desde allí podía ver su casa. Un auto se estacionó en la puerta y tres niños junto con una mujer bajaron, perfecto, más a mi favor. Me acerqué un poco más justo cuando ella salía, junto con los tres niños que había visto entrar.

- ¡Gracias Sia! - gritaba alguien desde adentro.

- ¡No hay de qué Tía Poli! - respondía ella al tiempo que tomaba a una niña de no más de cuatro y la cargaba - Y ustedes dos, en marcha.

Los dos niños que quedaban, exactamente iguales rieron y salieron corriendo por la calle. Me acerqué volando lentamente por detrás, la primera en notarme fue la más pequeña. Le sonreí y ella me devolvió la sonrisa, todavía me sorprendía que crean en mí. Me saludó con su manita pero no le dijo nada a ella, seguramente pensaría que no le haría caso. Las puertas de las casas se abría y los niños salían a jugar mientras que los padres a palear la nieve de las entradas, salía humo de las chimeneas... si, definitivamente era un buen día.

De pronto, ella se quedó mirando una casa en particular que tenía la puerta del garage abierta, desde allí salía música. Me acerqué para ver y resultó ser un chico, debía tener mi edad, era castaño y de ojos verdes oliva, una nariz afilada y recta y la piel bronceada... ¿Cómo podía tener la piel bronceada si estábamos en pleno invierno? Había algo en él que no me agradaba pero al parecer a ella no, porque en cuanto lo vio sonrió. Se acercó hasta quedar casi en la puerta, el chico estaba sentado sobre un amplificador tocando una guitarra, había también una batería y otros amplificadores si usar.

- Hola señor Grey ¿Van a tocar? - preguntó ella a un hombre que estaba paleando nieve allí.

- Sia, que gusto verte. Creo que iban a ensayar pero los demás no han llegado... con esta nieve dudo que vengan... detesto los días así.

¿Qué detesta los días así? Yo le daré un motivo para que no le gusten, nadie ofende mi trabajo. De un movimiento una ráfaga de viento se levantó y toda la nieve recién paleada volvió a cubrir perfectamente la entrada de aquella casa.  La pequeña me miró y se rió, había quedado cubierta de nieve, le sonreí con suficiencia cuando noté que Sia también estaba totalmente blanca... El chico en el garage comenzó a reír mientras que el hombre maldecía.

- ¿Te parece gracioso Tucker? Muy bien, si te parece tan divertido ahora será tu tarea - dijo dejando la pala en el suelo.

- ¡No es mi culpa que le viento te odie! - respondió él dejando la guitarra, pero era evidente qu no iba a discutir.

- ¡No es el viento! - exclamó la pequeña enojada- ¡Es Jack Frost! - y entonces me señaló.

Claro que todos rieron, pero noté como Sía se ponía tensa y distraídamente miraba en mi dirección. Clavó la mirada en mi y se puso colorada hasta la nariz, yo le sonreí y fui junto a ella.

- Es verdad Ems - dijo Tucker mientras se pasaba un buzo e iba por la pala -, es Jack Frost ¡Quéjate con él papá! - El hombre le hizo un gesto y se metió en la casa todavía maldiciendo.

- Será un placer recibir sus quejas - dije al oído de Sia. La niña se rió y volvió a saludarme, en cambio ella se quedó estática.

- Ems, mejor ve jugar - dijo dejándola en el suelo, después clavó su mirada en mi - ¿Qué haces aquí? - masculló.

- Mi trabajo.

- ¿Molestar a las personas?

- En parte.

Me llamo Jack Frost, ¿Y tu?Donde viven las historias. Descúbrelo ahora