Ave Atque Vale

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Este capitulo va dedicado a Vivianalightwood, eres una de mis lectoras mas fieles, muchas gracias por el apoyo que me has brindado, tus comentarios me han hecho reir bastante, sobre todo aquellos en los que me amenazas es letalmente divertido, gracias por leerme, espero que te guste este capitulo y que no me odies.

Magnus se hallaba conversado alegremente con Isabelle y Tessa sobre algún desfile que presentarían en Europa, solo faltaban un par de semanas para ello, por lo cual lo estaba preparando, Magnus no había soltado la mano de su novio en toda la noche por lo que Alec estaba apoyado en el hombro de su novio escuchando un tanto aburrido todo sobre la pasarela.

-Maggs, voy a por algo de tomar –murmuró Alec intentando zafarse del agarre de Magnus, que lo apretó con fuerza.

-Voy contigo Garbancito –dijo el moreno.

-No hace falta, te traeré algo de tomar, no me demorare –prometió Alec.

-Garbancito...

-Volveré pronto cariño –aseguró Alec zafándose del agarre de Magnus y tomándolo de la barbilla para besarlo antes de desaparecer por entre la multitud.

Alec camino entre el mar de personas esquivando todos los que se encontraban bailando o conversando para dirigirse hacia la gran mesa donde se encontraban las bebidas y se topó allí con Ragnor y Catarina, los cuales se estaban despidiendo de los novios antes de dirigirse hacia el ojiazul.

-Bueno Alexander, ha sido un día... interesante –murmuró Ragnor mirándolo divertido, Catarina le dio un codazo a su novio en el costado, aunque la chica también sonreía con diversión.

-Ragnor –reprochó la chica antes de mirar a Alec –oh Alexander, me alegra que ustedes por fin estén juntos, has feliz a Magnus.

-Yo también me alegro de que Magnus este por fin contigo, ya me estaba cansado de aguantármelo completamente deprimido, era abrumador.

-Muchas gracias... a los dos –dijo Alec mientras que sus mejillas se tornaban levemente rosas.

-Bueno, supongo que nos veremos pronto –dijo Catarina sonriendo y tomando a Ragnor de la mano –vamos cariño.

-Bien, nos veremos después –se despidió Ragnor con indiferencia, pero cuando pasó junto a Alec bajó la voz para que solo éste lo escuchara –vuelves a lamentar a mi amigo y te mueres ¿lo entiendes? –preguntó el chico en tono amenazador.

Alec quedó tres tonos más pálido y asintió con efusividad, Ragnor sonrió complacido y desapareció por entre el mar de las personas junto con Catarina, Alec tomó una bocarada de aire, nunca antes había visto a Ragnor tan amenazador en su vida, ese chico era letal y Alec ni siquiera lo sabía, pero no importaba, no planeaba lastimar nunca más a Magnus, eso era seguro.

El ojiazul tomó un par de bebidas y se dirigió hacia donde se encontraba a su novio, pero cuando iba llegando miró algo que hizo que su corazón se estrujara, Max estaba dormido en hecho bolita en una de las sillas, el ojiazul se acercó a él y dejó las bebidas en una mesa cercana antes de arrodillarse junto al pequeño.

-Ey Max –murmuró sacudiéndolo suavemente –Max, es hora de ir a casa.

Lentamente y con pereza, el pequeño abrió sus grisáceos ojos y se medió incorporó un poco atontado, Alec se enterneció al ver el cabello revuelto de su hermano y sus gafas un tanto torcidas.

-Vamos Max, tengo que llevarte a casa, es hora de descansar.

-Está bien –aceptó el chico poniéndose de pie y tomando de la mano de Alec.

Mi dulce desconocidoWhere stories live. Discover now