Uno mas de la lista

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-Alexander por favor déjame entrar –murmuró Magnus golpeando la puerta de la habitación que compartía con su novio, pero no hubo respuesta.

No, Alec no pensaba hablar con Magnus que era la tercera persona que había venido para hablar con él, primero había sido Isabelle, luego subió Jace y ahora en su puerta estaba Magnus, pero Alec no quería hablar con nadie, lo que había dicho Magnus era como un puñal para su corazón y le había dolido demasiado.

-Alexander por favor...

-Vete Magnus, no quiero hablar contigo, no quiero hablar con nadie, no quiero hablar y listo, déjame en paz –gruñó Alec con la voz rota.

Si, el chico había llorado pero ya no le importaba que Magnus lo supiera, en este momento sólo quería estar acostado en la cama mirando al techo sin pensar en nada, porque no quería pensar en Magnus, porque si lo hace en este momento lo único que se le vendría a la cabeza serían las imágenes del chico con miles de parejas, hombres y mujeres ¿era Alec acaso uno más de la lista de Magnus? Antes estaba seguro de que era la única persona que le importaba a Magnus aparte de sus amigos, pero al parecer se había equivocado, puesto que Magnus parecía tener una gran experiencia en el amor.

¿Y si era solo un juego para Magnus?

No, no podía, eso lo mataría, sería su fin.

Alec se quedó dormido con los ojos llorosos y con el corazón roto.

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Alec se despertó de golpe con el corazón latiendo frenético. Un ruido brusco lo había despertado.

Unos nuevos golpes se escucharon.

-Ya te he dicho que no quiero hablar contigo, lárgate Magnus –espetó Alec más molesto de lo que quería sonar, pero ya no le importaba, después de todo estaba tan molesto como nunca lo había estado.

-No soy Magnus –dijo una suave infantil voz que Alec reconoció inmediatamente – ¿puedo pasar?

-Max... -murmuró Alec sentándose –no estoy de humor.

-Por favor Alec, sólo quiero hablar contigo, permíteme hablar, por favor –imploró el chico.

Alec se quedó sentado un largo momento en su cama, Max estaba perdiendo la esperanza al parecer ni siquiera a él le hablaría, pero no fue así, segundos después la puerta fue abierta lo suficiente como para que Max pudiera entrar.

-Pasa –susurró una voz rota que hizo que el corazón de Max se detuviera, odiaba que su hermano estuviera tan triste y ahora lo estaba como nunca pensó que él estaría.

-Hola Alec –musitó el chico sentándose en la orilla de la cama, segundos después Alec se sentó junto a él y Alec lo abrazó con tal ternura que varias nuevas lágrimas de los ojos de Alec se salieron antes de que pudiera hacer algo para evitarlo – ¿cómo te sientes? –preguntó el chico.

- ¿En serio preguntas? cuestionó Alec sin ganas.

-Tienes razón, es una pregunta muy estúpida –lo siento –se disculpó Max con sinceridad.

–Ya no importa hermanito –dijo el chico encogiéndose de hombros.

Max comenzó a acariciar el cabello de su hermano con suavidad.

-Por favor hermano, no te sientas mal, odio verte así.

-Max... yo amo Magnus, lo amo es el primer hombre y la primera persona en mi vida... y saber que él ha tenido tantos amores... –la voz de Alec se rompió y el ojiazul no pudo continuar.

Mi dulce desconocidoWhere stories live. Discover now