La ultima carta de amor...

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Alec corrió hacia la habitación que compartía con Magnus, tomó una de las maletas que se encontraban bajo la cama y comenzó a meter su ropa rápidamente en ella, Alec no tenía mucha ropa, pero con el desorden en el cual estaba metiendo la ropa, no toda le cabía en la maleta, pero decidió meterla en desorden le daba igual, era sólo simple ropa, así que Alec no tenía por qué preocuparse por ello, era una estupidez, no importaba.

-Alexander, por favor escúchame –llamó Magnus desesperado a través de la puerta –por favor Alexander.

Alec estaba ignorando épicamente a su novio, no quería hablar con Magnus, no quería oír a Magnus, no quería nada de él, no podía creer en él, su pecho dolía, su corazón se había partido en mil pedazos, ver cómo el chico había besado de tal manera a Magnus y el moreno no lo haya separado fue peor que una puñalada en el costado, Alec nunca se había sentido tan mal, ni siquiera cuando descubrió que Magnus le mentía, no, esto era más, Magnus había dejado que ese joven lo besara sin reparo, no había hecho nada para separarse, no había hecho ningún movimiento, ni siquiera había dicho nada cuando el joven le preguntó si sentía algo por él, no, lo había dejado besarlo y ya, Alec se preguntó si Magnus todavía seguía sintiendo cosas por tal chico, el corazón de Alec sintió una dolorosa y nueva puñalada, no podía creer que Magnus fuera así, pero el mismo lo había visto que Magnus no le había dicho nada al chico cuando lo besó.

Lágrimas caían con abundancia de los ojos de Alec rodando por sus mejillas.

Le dolía demasiado, le dolía como nunca nada le había dolido, no podía creerlo, Magnus era lo que más amaba aparte de sus hermanos, nunca antes se había enamorado, el primer amor de Alec había sido Magnus, pero también había sido su primer corazón roto, sentía que nada más le dolería cómo le dolió y le estaba doliendo ver a Magnus besar a otro chico... bueno vale, Magnus no lo había besado, pero tampoco lo había detenido, es que no se podía sacar esa imagen de la mente, aquel moreno besando a quién era su novio y que éste no hiciera nada para detenerlo, era lo más horrible que Alec haya podido ver jamás, cuando terminó de empacar su ropa o al menos lo que cabía de ella, Alec miró la camisa favorita de Magnus tirada en el piso sabía que era masoquista, sabía que tenía que olvidarse del moreno de una vez por todas, pero aun así el ojiazul tomó la camisa del chico y la abrazo aferrándose a ella, aferrándose los recuerdos, aferrándose al amor que sentía por el moreno, amor que debía dejar ir ya que no era correspondido, Alec se dio cuenta en ese momento que Max estaba equivocado, que al parecer Magnus no lo amaba tanto como parecía, al parecer Magnus, además de súper modelo estrella también era un muy buen actor, porque había convencido a todos a su alrededor que amaba a Alec, pero aquel amor era inexistente, por lo que el chico había podido comprobar.

Alec siguió escuchado los golpes y llamados de Magnus en la puerta por media hora más y se dio cuenta que el moreno no se marcharía, por lo que Alec decidió dormir un poco serían un par de horas cuando al menos el moreno aún no haya despertado y se pudiera ir sin problema alguno, sabía que a Max, Isabelle o Jace lo podrían llevar a su casa, Alec solo no quería estar cuando Magnus despertara, no quería volverlo a ver, le dolía demasiado.

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Magnus se despertó con un fuerte dolor en la espalda, había dormido en el piso del corredor frente a la puerta de su habitación, se había cansado de llamar Alec, definitivamente no le abriría la puerta, no lo haría pero Magnus no pensaba rendirse, el chico se desperezó y parpadeo varias veces para aclarar su vista, lo que vio lo dejo con el corazón paralizado, la puerta de su habitación estaba abierta de par a par por lo que el moreno se incorporó con rapidez y corrió hacia.

Sola, su habitación estaba completamente vacía, Magnus se espantó, no, definitivamente Alec no se pudo haber ido, el chico corrió hacia el armario, vacío, estaba completamente vacío, o al menos el lado donde Alec guardaba su ropa.

Mi dulce desconocidoWhere stories live. Discover now