Capítulo cinco

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''Tener el autoestima tan bajo, que al escuchar una risa creer que es por ti..''

Todo había sido un total enredo, porqué Marcella me decía que no fuera, y Vanessa sí. Y en justificaciones, las dos tenían razón, aunque al final me dijeron; ‘’Haz lo que tú quieras..’’

Bloqueé mi celular y lo dejé encima del banco pequeño, me paré de la cama y me coloqué el pijama; Una blusa blanca, que me tapaba hasta la mitad de la mano, aunque por razón obvia, era dos tallas más grandes que la normal. Y, un pantalón como buzo negro. Nada tan regio, sólo... normal. 

Abrí la puerta que se encontraba con pestillo y bajé al primer piso, encontrándome con Justin que me agarró de la cintura, asustándome… y me empujó al baño principal, o sea… el más grande.

–¿Qué…? –Iba a preguntar pero me tapó la boca con su mano y me susurró un ‘’Cállate…’’

–¿Irás a la fiesta? –Preguntó el. Rodé los ojos con timidez total, y asentí. ¿Yo había asentido? Estaría metida en un gran problema, esto no tenía que haber sido así. ¡Ni siquiera lo pensé dos veces!

–Bien, te veo allá. –Me guiñó un ojo y salió por la puerta, haciendo una señal de que esperara un rato más para salir. Y así fue, esperé dos minutos… los cuales me sirvieron, porqué lave mi cara pálida, e hice mis necesidades. 

Al otro día, me levanté sin calma, ya que se me había adelantado la alarma, y desperté sin sueño. Lo que me sirvió para poder maquillarme un poco, con maquillarme me refiero a… pestañas encrespadas, brillo labial claro y crema. Me vestí así {Esta en multimedia} y tuve tiempo para pensar sobre la decisión que había tomado. Reí cuando recordé las palabras de Marcella ‘’Emborráchalo, luego te lo violas… y fin del caso. Lo podrías humillar sacando-le fotos desnudo ;)’’, tenía una pizca de sabor su idea, pero no, trataría de mantenerme alejada de él, y cuando menos cuenta se diera, me escaparía del lugar. También pensé en mi atuendo, no podían notar mis cortes, así que me podría vestir con uhm, unos shorts con pantis negras y una sudadera… blanca. Para qué arreglarme tanto, si estaré ahí unos 20 minutos como máximo y me iré. Debo ser la única anormal de la escuela que no le gustan las fiestas.


Ya iba saliendo, cuándo me fije en una foto que estaba botada en el suelo, la tomé con delicadeza y éramos Justin & yo, cuándo mini- adolescentes. Teníamos, creo que 13 años. No puedo recordar, y tampoco quiero, cuando éramos mejores amigos, cuando le conté la mayoría de mis secretos, y el gran idiota, se los contó a Ryan; por suerte, me hizo caso cuando le pedí que los mantuviera ocultos, al menos él tenía sentimientos. Desde hay dejé de ser su mejor amiga, a ser la estúpida enamorada, del chico popular… no me pude resistir a sus encantos. 

La eché en la mochila, tenía una idea; Se la dejaría a Justin debajo del puesto, ¿y sí reflexionaba y me pedía perdón? Nah, no lo creo.

Al llegar a la escuela, volví a lo mismo de todos los días, me miraban todos, absolutamente todos con desagrado, hasta los más nerds. ¡Qué fabuloso! 

Tan sólo caminé a mi casillero, y saqué los libros de Química, lo cerré y me dirigí a la sala. Entré primero que todos, ya que quedaban 5 minutos para que tocaran la campana, tuve tiempo para dejar la foto donde la había planeado dejar, y me senté –como siempre–, al último. Ya los alumnos empezaban a entrar, la campana había sonado. 

La clase de Química se pasó excelente, claro… era mi materia favorita. Entendía todo, y me iba bien. La profesora Smith se preocupaba de mí, y ella era la única que sabía de mis cortes –en el colegio–, y también la única que me apoyaba –en el colegio–. 

Tocaron el timbre y como fui la primera en entrar, fui la primera en salir. Escuché unas risas y volteé a ver el puesto de Justin, la mayoría se encontraba a su alrededor y seguía riendo. No le tomé importancia y me dirigí al negocio… donde compré un agua y nada más, con eso… bastaba. No quería engordar más, quedaba poco para llegar a mí meta.

Justin se acercó a mi furioso, empujando a todo el que se le cruzaba. Esto no sería bueno.

–¿Tú lo hiciste? –Preguntó, tomándome de la parte superior de mi brazo, lastimándome.

–Suéltame, no sé a qué te refieres. –Le pedí, me estaba apretando fuerte… sin piedad.

–¿No sabes a qué me refiero? –Hizo una pausa, mostrándome la foto que deje bajo su banco. –¿Ahora lo sabes?

–Perdón, pero esa foto es tuya. –Murmuré, con la cabeza gacha.

–¿Y por qué crees que la dejé en tu casa? –Preguntó, rodando los ojos con sarcasmo. –No quiero recuerdos estúpidos contigo.

–¿Y tú crees que yo sí? –Escupí, y lo empujé. Mis actos me estaban sorprendiendo. Escuché un ‘uuh’ de los escandalosos, y me dirigí al baño. Menos puntos Justin, no iré a la estúpida fiesta a la que quieres que vaya. 

Depression {Justin Bieber} | AdaptadaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora