Capítulo 4: "Odiosa noche"

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Salí de la caravana lentamente y toqué tierra, sí, por fin, tierra. La oscuridad en toda la reserva y generaba un poco de temor pero el lugar era sumamente seguro, por lo que no debía preocuparme. Los cuatro adultos, sacaban maleta por maleta, depositándola en la parte iluminada del césped. La caravana tenía una gran lámpara que hacía que pudiéramos ver en una gran extensión menos en los alrededores. Por su parte, Ryan estaba cruzado de brazos sin saber qué hacer, estaba segura que aún pensaba en lo inevitable que sucedería en una hora, cuando tengamos que ir a dormir. Yo también maquinaba, en realidad, no podía dejar de pensar en eso. A pesar de que era Ryan, había que agregar que era un chico, de mi edad, en una tienda, solos, en el campo, cosa que no me agradaba para nada. 

Mis pensamientos se interrumpieron cuando mi padre me frenó en seco.

-Hija, baja las tiendas que están en la habitación de la casa rodante.

Asentí y fui hasta donde me ordenó. Gracias a dios que estaba ocupada en llevarlas, por lo menos no tenía que pensar más en nada referido a Ryan. Dejé las pesadas tiendas al lado de las maletas en el césped y suspiré, fue difícil llevarlas. Mire a los lados intentando buscar algún árbol, roca, animal o cosa de bosque pero fracasé, la penumbra lo tapaba todo, solo me quedaba esperar a que amaneciera al día siguiente para que comiencen mis "Inolvidables" Vacaciones, nótese el sarcasmo.

Minutos más tarde, todos terminaron de sacar bolsos, quedándose callados mientras descansaban. En eso, mi estómago crujió y mi padre rió a carcajadas.

-Ya iremos a comprar comida, no te preocupes.

-¿Aquí? ¿En el medio de la nada? ¿Cuándo llegarán? ¿Mañana?

-Muchas preguntas juntas Amy, a un kilómetro de aquí hay un pequeño local que vende muchas cosas para la gente que acampa, así que debes esperar.

-Ya hemos terminado, no perdamos tiempo y vamos ahora -dijo el Señor Cooper entre una sonrisa.

Él y mi padre subieron a la casa rodante con rapidez pero mi madre y la señora Cooper no se quedaron atrás.

-Esperen, iremos con ustedes, tenemos que comprar varias cosas que necesitamos.

-¿Y nosotros? -pregunté en un hilo de voz.

-Quédense aquí y no se muevan para nada ¿Está bien? Les dejaremos linternas que iluminan bastante pero de igual forma, no se muevan -me las depositaron en la mano y el pánico se hizo presente.

-Puede ser peligroso -dije gruñendo.

-No te preocupes, este lugar es seguro, si no, no los dejaríamos aquí... Pueden ir armando las tiendas si quieren, ahorraría más tiempo.

Ambas no me dejaron responder y subieron a toda prisa a la casa rodante para luego marcharse y dejarme junto a él... Junto a Ryan. Me di la vuelta en silencio y fui en busca de la bolsa de tela para comenzar el armado. Lo haría sola, ya que no quería discutir, solo terminar de una vez con esto y comer. Caminé hasta las tiendas y la arrastré a un lado. Comencé a sacar hileras de hierro y más, más hileras.

«Será algo difícil» me dije en el momento en que todas las piezas quedaron desperdigadas por el césped.

Pasé un palo por allí, luego lo conecté al otro y así con varios más. Ryan seguía mirando el cielo o lo que se podía llegar a ver de él, porque estaba tapado por algunos árboles. Por mi parte, continué armando incansablemente la tienda.

Luego de unos minutos, ya tenía armada la primera, así que proseguí con la segunda. Ahora él estaba parado con los brazos cruzados, algo extrañado de que yo no emitiera palabra hacia su persona. No pensaba hacerlo a menos que me obligara a tener que contestarle.

Luego de otros minutos que pasaron volando, ya tenía las tres tiendas armadas. Tenía experiencia, ya que de pequeña iba de campamento con mis padres y uno de mis trabajos era armarlas. Aún no podía creer que no cruzara palabra con Ryan, creía que no iba a durar mucho en atacar pero... ¿Qué sucedía?

-Hey, ya he terminado -dije seca.

-Ya era hora.

-Ni siquiera me has ayudado como para quejarte en lo que demoré.

-Eso no importa, has tardado y ya -no contesté, solo bufé y me alejé.

Tomé uno de los bolsos que eran de mis padres y los llevé dentro de la tienda que sería de ellos. Era bastante grande como para que entraran las maletas de cada uno y eso hacía que solo pudieran dormir dos personas en cada una. Si fueran al menos un poco más grandes, no tendría que dormir con Ryan. Continué con las maletas del  matrimonio Cooper y por último con la mía. La de Ryan la dejé por allí, él se podía arreglar con ella y yo no era su mucama.

Me metí dentro de la tienda y armé mi saco de dormir para no tener que hacerlo luego. Me recosté sobre ella y respiré el aire cálido del verano. Podía ver a través de la tela media transparente de la tienda y observaba un medio círculo iluminado en el cielo. Era la luna pero se encontraba algo tapada por árboles. Mientras la contemplaba, por mis adentros me preguntaba cuando llegarían con la comida, mi estómago al parecer no iba a dejar de molestarme hasta no conseguir lo que quisiera. Oí que alguien se adentraba a mi tienda, así que al voltearme, vi su rostro frío como de costumbre.

-Muévete, necesito espacio.

-El espacio es de ambos, así que confórmate -respondí ahora sentándome por encima de mi saco de dormir ¿Quién se creía que era para tener privilegio?-. Lo único que te advierto, Cooper, es que no me molestes al dormir, porque a la mínima tontería que hagas y duermes en el césped.

Tenías que ser tú... © [#TQST1]Tahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon