Capitulo 10: Luz

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PROV. ALEX 

Estaba aburrido y cansado de jugar videojuegos, tenía un mal presentimiento, ya era noche y tal vez Julieta estaría con mi madre pero estaba sumamente inquieto, tome las llaves de mi auto y salí a casa de Rebeca, solo para verificar que ella estaba sana y salva, mi teléfono comenzó a sonar y al ver el registro en la pantalla, pare el auto para contestar.

-¿bueno?

-Alex, ayúdame, creo que alguien está siguiéndome. –dijo ella con la respiración agitada.

-tranquila ¿Dónde estás? –no obtuve respuesta, solo escuche el sonido del teléfono caer y la llamada se cortó, me quede congelado por unos segundos recordando aquellas escenas que me traían tanto dolor. Llegue a casa de mi madre rogando que fuera una broma de Julieta, llegue a casa de mi madre y golpee la puerta como un verdadero loco.

-dime por favor que Julieta está aquí. –le dije a mi madre apenas abrió la puerta.

-¿Qué es lo que sucede hijo? Ella aún no ha llegado, estaba por llamarte para que pasaras por ella a su trabajo. –volví a marcar a su teléfono celular pero me mandaba a buzón, la desesperación comenzaba a apoderarse de mí.

-no, no, eso no puede ser verdad mamá, no otra vez. –dije cayendo sobre mis rodillas.

-Alex, me estas asustando ¿Qué es lo que pasa? ¿Dónde está Julieta? –dijo acercándose a mí para abrazarme.

-¡no lo sé! Se la han llevado, No la quiero perder y otra vez por mi culpa alguien que quiero está en peligro por mi culpa. –dije llorando por los recuerdos del pasado. Mi madre me abrazaba con fuerza, mi madre comenzó a sollozar, la desaparición de Julieta la llevaba de nuevo al pasado, abriéndole heridas que con mucho pesar habían sido cerradas.

-nada ha sido por tu culpa Alex. Tienes que tranquilizarte. –dijo intentando tranquilizarnos. -si la ha secuestrado, tenemos que esperar a que alguien llame por su rescate.

El reloj marco las 3:00 de la mañana, caminaba de un lado a otro frente al teléfono que no sonaba para nada, habíamos llamado a un policía, amigo de mi padre, para ahorrar las 48 horas para comenzar la búsqueda, unos de ellos estaban en la sala con todos sus artefactos en la espera de alguna llamada, estaba por entrar en una crisis de nervios, me sentía inútil e impotente al no poder hacer nada más que esperar y esperar, mi mente se llenaba de ideas de lo que probablemente estaría pasando Julieta, de lo sola y asustada que se sentiría y todo por no poder cumplir con mi palabra porque ¡no la pude proteger!

-¡JODER! –grite aventando lo que tenía al frente. –ya no puedo más, saldré a buscar a Julieta. –le dije a mi madre y a los oficiales que me miraban reprobatoriamente, tomaba mi chaqueta cuando mi celular comenzó a sonar, era un número desconocido.

¿sí? –conteste, tratando de que mi voz sonara firme.

-lamento arruinar tus planes de boda. –escuche del otro lado del aparato, conocía esa voz. 

-¡MALDITO DESGRACIADO! ¡HIJO DE P…!

-tranquilízate si quieres que a Julieta no le pase nada. –me interrumpió. –solo quería decirte que quiero que canceles los malditos planes de boda y que ella llegara sana y salva mañana por la noche, después de que todo haya pasado.

-dime que ella está bien. –no lo hizo, simplemente corto la llamada. -¡MALDICION! –grite aventando el teléfono que se estrelló contra la pared y cayo desarmado.

PROV. JULIETA

Comencé a despertar, los parpados me pesaban y la cabeza me dolía, estaba en un cuarto totalmente obscuro, pequeños flashes atravesaron mi mente, recordándome lo que había pasado hace no sé cuánto tiempo, estaba recostada en una cama, atada de pies y manos, intente en vano soltarme, escuche pasos acercarse, me recosté en la cama en forma de un ovillo fingiendo dormir, escuche la puerta abrirse y encendieron la luz, cerré mis ojos con fuerza.

Mi querido profesorDonde viven las historias. Descúbrelo ahora