Capítulo 11.

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-Estás bromeando ¿verdad?- dije, incrédula. Eso de que eran vampiros era algo totalmente sin sentido.

La familia Bolívar se acercó a mi, todos con cara de vergüenza. Era la primera vez que los veía tan vulnerables, tan expuestos.

-¿Entonces como explicas lo que acabas de ver?- dijo Héctor, fijando sus ojos verdes en mi.

-Es que... Esto no... Ustedes...- No encontraba las palabras correctas para describir lo que pasaba por mi mente, que en ese momento era un torbellino de palabras y emociones.

-Debes creerme, Rosa. Lo que acabo de decirte es la verdad.- dijo Cristóbal, tomándome del brazo, pero raṕidamente me zafé de su mano.

-Por favor, no me toques.- dije, con mi voz sumamente temblorosa.- No se que acaba de pasar, estoy muy aturdida.-

De repente, la realidad me golpeó. Al instante recordé al hombre rubio, acercandose a mi y exigiendo mi sangre; luego al hombre levantarse del deportivo destruído de Sonia y abalanzarse sobre Cristóbal, quién lo había empujado. Era verdad, ellos eran vampiros.

-Dios, no puedo respirar.- comencé a hiperventilar, y tuve que sentarme de nuevo en el suelo. Todas las historias que se contaban sobre vampiros eran reales, y estaba justo frente a tres de ellos.

-Rosa ¿estás bien?- dijo Cristóbal, agachándose hasta el nivel de mi rostro, fijando sus ojos en los míos.

-No me mires. Vete. Vayanse todos.- dije entrecortadamente. Mis pulmones no funcionaban correctamente, el temor me lo impedía.

-Querida, no nos vamos hasta que estés a salvo, Ariel podría volver en cualquier momento, debemos protegerte.- dijo Lucía, colocándose detrás de su hermano.

Intenté calmarme, porque ahora tenía que preguntar demasiadas cosas, empezando por saber cómo Lucía sabía el nombre del monstruo que había intentado asesinarme. Cristóbal me ofreció su mano, pero no la acepté, me puse de pie yo sola.

-¿Quién era ese... lo que sea que estaba aquí?- pregunté, mirando inquisitivamente a las tres criaturas frente a mi.

Los Bolívar se miraron entre ellos, como si hablaran mentalmente. De repente, asintieron todos, y Cristóbal me respondió, con su voz en tono calmante.

-Ese hombre era un vampiro, al igual que nosotros. Se llama Ariel, nosotros lo conocemos desde hace tiempo.-

-¿De dónde lo conocen?- pregunté. Si un vampiro quería matarme, debía saberlo todo sobre él.

El hombre bajó la mirada, al parecer tenía pena de contar sobre el tal Ariel, pero al final, decidió hablar.

-Él era parte de nuestro clan, era una especie de hermano nuestro, pero desobedeció las reglas, y como lo confrontamos decidió expulsarse él mismo de nuestra familia y vivir por su cuenta. No lo habíamos visto en mucho tiempo, hasta hoy.- 

-¿Su clan? ¿Especie de hermano? ¿Reglas?- Eran las únicas palabras que salían de mi boca. Mi miedo se había mezclado con curiosidad.- ¿Ustedes no son realmente hermanos, cierto?-

Cristóbal tensó sus labios en una línea fina. Había tocado temas profundos en su secreto tan abominable.

-No. No somos realmente hermanos.- respondió Lucía seriamente. había notado que su... que Cristóbal tenía vergüenza de admitir la verdad.- Por lo menos no biológicamente.-

-¿A qué te refieres con eso?- pregunté. 

-Verás.- dijo Lucía, colocándose al lado de Cristóbal -Somos de distintos padres, pero fuimos convertidos por el mismo vampiro. Esto nos hace hermanos, es una regla simple.-

Sol Durmiente.Where stories live. Discover now