Capítulo 6

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Thomas

- ¿Pero qué es ese olor tan horrible? - preguntó Hillary en voz alta en medio de la segunda clase -  ¿¡Acaso soy la única que puede olerlo!? 

- No, a mí también me huele - contestó Emily, que estaba justo detrás de ella. 

- ¿Qué está pasando? - preguntó McFall. 

- Aquí huele horrible - dijo Hillary, intentando taparse la nariz. Todo el mundo asintió que el salón apestaba. 

- Viene desde ahí - dijo Dennis, acercándose a la silla de Hillary. 

- ¿De qué estás hablando? - dijo ella - Por el amor de Dios, no soy yo. Aquí apesta - abrió su cartera - ¡AHHHHHHHHHHHHHH! - y así fue como la operación: "Llenar de huevos podridos la cartera de Hillary" dio resultado de una manera extraordinariamente efectiva.  Salió corriendo del salón con su cartera

Miré de reojo a Cassie y los dos, junto a todo el salón, estallamos en risas, hasta Dylan, que era su propio novio. Cassandra y yo estuvimos planeando esta broma meticulosamente, estudiando el comportamiento de Hillary y la forma en la que dejaba su cartera descuidada todas las mañanas al ir al baño, así fue como pude entrar un cartón de huevos entero echados a perder hace dos semanas, escondiéndolos en mi mochila, y Cassandra los echó todos en un bolsillo de la enorme cartera, uno que Hillary nunca usaba. La bolsa en la que echamos los huevos dejó de retener el horrible olor hace menos de diez minutos, y ahora Hillary estaba echando su preciosa y carísima cartera al basurero del colegio. Desde la ventana podíamos ver su enojo, y escuchar sus gritos, lo que hacía que nos diera aún más risa.  

El reloj que estaba colocado sobre las dos pizarras blancas marcaba las 8:40 a.m. Había pasado ya una semana después de la broma que me había jugado Slater, y al parecer, estaba cumpliendo su parte del trato de mantenerse alejado de mí. Ya no me decía ningún comentario, ni siquiera me miraba en los salones o en los pasillos. Era como si yo no existiera para él, y en parte eso era mejor a estar con miedo o ansiedad sobre qué cosa haría después.  El maestro siguió hablando, una de las características de su clase era que casi nunca copiaba, si no que hablaba sobre un tema y nosotros escribíamos en nuestros cuadernos lo más importante, según él para prepararnos cuando lleguemos a la vida universitaria, aunque aún faltaba tiempo para eso. Creo que, por la tregua que se había creado, esta había sido la mejor semana que había tenido desde su llegada al colegio y a mi vida.

- Muy bien, ya terminé de evaluar todos los proyectos. Y según recuerdo, solo hubo una pareja con que sacó perfecto, una calificación excelente. Quiénes sean, porque no voy a decir los nombres, los felicito. A los demás, bueno, hubo de todo tipo de notas. No todos se esforzaron, eso fue obvio con algunos de los trabajos. Tienen que mejorar en los próximos proyectos para contrarrestar esta nota y que no se cuelguen. Bueno, comienzo a repartir sus trabajos. Amanda y Hillary, que aún esta afuera - le entregó el proyecto a Amanda y unas risitas se repartieron por el salón por el comentario del maestro. Continuó pasando por todos los pequeños pasillos entre los pupitres, hoy iba vestido con una camisa polo y unos tejanos, junto a una chaqueta de cuero marrón.  Cuando llegó mi turno me extendió la enorme carpeta llena de la información que me tomó noches sin dormir y me dedicó una sonrisa, que significaba que lo había hecho bien y que estaba orgulloso, o eso interpreté. Miré la portada que tenia nuestros dos nombres y en una enorme tinta roja estaba escrito 200/200. ¡Excelente! Sabía que mi enorme esfuerzo había valido la pena. Me giré hacia Slater para decirle la maravillosa noticia de mi recompensa y su trampa. 

- Tuvimos un excelente - y solo se limitó a mirarme y a darme una media sonrisa. 

Mire a Cassie y la pelirroja soltó un bufido y agachó su cabeza en el escritorio, lo que hizo que varios de sus enormes rizos danzaran sobre esta. A Cassandra no se le daban tan bien los estudios, casi siempre se distraía o no daba lo mejor de sí, y yo sabía que lo podía hacer, hasta me ofrecí en darle unas tutorías, o ayudarla en los proyectos, pero la chica era una de las personas, si no la primera, más orgullosas de este mundo. Si no era Ali, no se permitía que la ayudáramos para las clases. O tal vez era algo más de mí, no le gustaba que yo la ayudara. El profesor terminó de repartir todos los proyectos y se giró frente al salón.

Te amo, y por eso te odio. [Gay]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora