Halloween

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— ¿Cuál caja fuerte? Estaba delirando, no me hagas caso Ángel—le pellizcó la mejilla y salió de ahí antes de que le pidiera la combinación y robara de su preciado tesoro,  aquel que reunió con el dinero Ángel y utilizaba para comprar exageradas cantidades de ropa y zapatos para ocasiones de emergencia.

—Oye, por cierto. No me olvido de tu barba, será mejor que duermas protegiéndola, o de otra manera…—Ailyn imitó el sonido de una máquina para rasurar, provocando que Ángel tragara en seco.

Halloween

 

Mientras sus ojos avellana se encontraban fijos en el techo blanquecino de su habitación, su imaginación volaba a kilómetros hacia un cercano pero muy poco probable futuro. Tomó aire y dejó que su mente vagara a su antojo sin interponerse ni negarse a arruinar aquellos divinos momentos ficticios.

El techo se volvió negro y unas imágenes distorsionadas aparecieron en él. Observó unas manos masculinas acomodándose el saco del smoking y éstas subieron a su moño negro; lo apretó y colocó en su lugar. Siguieron su transcurso a su cabello, dejando ver su rostro.

Las comisuras de Jessy se extendieron al verlo en su cabeza, tan atractivo y elegantemente vestido, como si fuera el mismísimo hombre asistiendo a una boda lujosa.  Su cabello azabache peinado ligeramente hacia arriba dejando unos mechones despeinados en la punta, sus parpados entrecerrados dejando ver poco de sus espesos ojos verdes, y esos delgados labios pálidos formando una línea recta.

Entonces la escena se extendió, abarcando más allá de la figura de Elliott, dejando expuestos a un montón de gente desconocida y vestida de extraños disfraces. Veía monstruos de tres ojos, pulpos gigantes con una segunda cabeza humana en el cuello, hombres lobos de grandes colmillos y enfermeras vestidas con faldas cortas fingiendo inyectar a los demás.

Se encontró de repente en el lugar, usando un antifaz plateado junto con un vestido largo y blanco, arrastrándose más allá de sus pies descalzos. Caminó despacio pero aunque parecía avanzar, se encontraba una y otra vez con las mismas horrendas criaturas. Corrió para alejarse de ellas y entonces chocó contra ese chico de sus sueños. Elliott bajó la mirada y se encontraron frente a frente.

Jessy sintió su ritmo acelerarse y su lengua volverse completamente inmóvil. No podría creer que aun en su imaginación tuviera ese problema de comunicación. Se obligó a tragar saliva y a relajarse, y entonces sucedió…No se necesitó nada más que una directa mirada a los ojos para darse cuenta que eran el uno para el otro. Las tibias manos de Elliott le envolvieron el rostro y sus labios se unieron a los de ella de modo casi inesperado.

El corazón de Jessy dio un brinco y esperó sentir esas mariposas atacar su estómago, aquel sentimiento de satisfacción al probar por primera vez la piel de sus labios…pero algo le impidió sentirlo de esa manera tan especial. No comprendió que era hasta que escuchó azotar una puerta.

Pegó un salto desde su cama e inmediatamente identificó a Elinne a unos dos metros con expresión divertida y a la vez confundida. Entonces lo comprendió, no sentía nada por la simple razón de que nada era real...todo fue mera imaginación.

— ¿Ahora qué estabas soñando? —preguntó elevando su delgada ceja. Jessy se sonrojó al instante, dando una mala impresión—Oh, no me digas… ¿Lo estabas haciendo con Elliott? —preguntó con una sonrisa pícara.

Su amiga reaccionó al instante.

— ¡No, cómo puedes pensar eso! —Gritó Jessy lanzándole una almohada a la cara—Yo no soy la pervertida aquí.

La bizarra familia ClarksonDonde viven las historias. Descúbrelo ahora